La misión OSIRIS-REx ha logrado un avance decisivo para la astrobiología. Lo que trajo a la Tierra en su cápsula “podía ser muy enriquecedor, pero la verdad es que ha sobrepasado todas nuestras expectativas”. La NASA confirmó que “Bennu contiene azúcares esenciales para la vida como la conocemos”.
Este hallazgo ocurre gracias al análisis de las muestras prístinas obtenidas por la sonda, que permiten descartar cualquier contaminación terrestre. La presencia de moléculas clave fortalece la hipótesis de que los asteroides actuaron como distribuidores químicos al inicio del sistema solar.
Además, el equipo identificó una sustancia inesperada: un material pegajoso y complejo que los investigadores apodaron como “chicle espacial”. Su composición sigue bajo estudio.
Dónde se encontraron los compuestos esenciales en Bennu
El avance surge del estudio publicado en Nature Geoscience y liderado por Yoshihiro Furukawa. Los científicos analizaron “apenas 603 miligramos de polvo de Bennu”. En esa pequeña cantidad lograron detectar “una variedad de azúcares que son biológicamente significativos como por ejemplo la glucosa”.
Es la primera vez que este azúcar se identifica en una muestra extraterrestre sellada. La cápsula transportó el material sin exposición terrestre, lo que elimina dudas previas sobre contaminación, un obstáculo frecuente en meteoritos.
Las muestras también contenían ribosa, un componente esencial del ARN. Según el estudio, este compuesto suele ser muy inestable, lo que hace que su hallazgo en Bennu sea clave para entender procesos químicos antiguos.
Las condiciones internas del asteroide impulsaron reacciones abióticas. El equipo describe que estos azúcares “se sintetizaron mediante procesos abióticos (sin vida) dentro del asteroide”. Esto sugiere un entorno acuoso, químicamente activo en los primeros momentos del sistema solar.
Qué es el “chicle espacial” y por qué sorprende a la NASA
La muestra incluye un componente inesperado. Danny Glavin, co‑investigador de la misión, lo describe como “chicle espacial”. Se trata de “un material polimérico único, una especie de sustancia pegajosa y compleja que no encaja con los minerales estándar”.
Su análisis continúa. La NASA destaca que este material sugiere procesos químicos más variados de lo que se pensaba. Bennu sería entonces un entorno capaz de formar macromoléculas orgánicas similares a las que poseen los seres vivos.
Además del “chicle”, el polvo contiene restos interestelares. En las palabras del informe, las muestras traen “polvo de estrellas que son más antiguos que nuestro propio Sol”. Estos granos provienen de antiguas supernovas y quedaron atrapados en el asteroide.
El resultado refuerza el papel de Bennu como pieza clave para conocer el origen químico de la vida.
El pronóstico científico: qué implica este hallazgo para el origen de la vida
OSIRIS‑REx ya había revelado aminoácidos y componentes básicos del ADN. Ahora, la identificación de azúcares completa “un ‘kit completo’”. La investigación detalla que se han encontrado “aminoácidos que son fundamentales para las proteínas, bases para formar el ADN, ácidos carboxílicos y ahora azúcares”.
El hallazgo respalda la teoría de que los asteroides ricos en carbono actuaron como “repartidores cósmicos”. Durante el bombardeo intenso tardío habrían entregado a la Tierra los elementos necesarios para el desarrollo biológico.
La NASA afirma que esta evidencia demuestra que “los bloques constructores de la biología no son un milagro exclusivo de la Tierra, sino productos comunes de la química del universo”.
Los compuestos encontrados muestran estabilidad inusual. La glucosa, la xilosa y la ribosa permanecieron intactas, revelando actividad acuosa dentro de Bennu. Esto permite reconstruir procesos químicos ocurridos hace más de 4500 millones de años.
Este hallazgo posiciona a Bennu como uno de los mejores modelos para estudiar los orígenes de la vida y refuerza el valor de las muestras extraterrestres prístinas en la investigación científica global.