Cenar tarde es una costumbre muy extendida en España, pero cada vez más estudios señalan que este hábito podría estar afectando negativamente a nuestra salud hormonal. Por ello, adelantar la cena, idealmente antes de las siete de la tarde, no solo favorece una mejor digestión y descanso, sino que también ayuda a mantener el equilibrio de hormonas clave relacionadas con el metabolismo, el sueño y el control del apetito.
Cambiar el horario de la última comida del día podría ser una medida sencilla con grandes beneficios para el bienestar general. En un vídeo en su cuenta de Instagram, el endocrinólogo y divulgador Oscar Rosero ha explicado muy breve y gráficamente cómo cenar tan tarde no es una buena opción. "El milagro de cenar temprano lo hacen tus hormonas. Es muy importante cenar siempre antes de las 7 de la noche", afirma.
Para respaldar esta afirmación, el doctor señala que "si cenamos temprano, así comamos carbohidratos, el pico de glucosa y de insulina va a ir cayendo temprano en la noche". Esto significa que cuando llegue el momento en que se liberen la hormona de crecimiento y la melatonina, no habrá nada que interfiera en su producción, ya que ambas hormonas son esenciales para prevenir el daño celular y combatir el envejecimiento.
Francisco Rosero, endocrinólogo: "Es muy importante cenar antes de las siete para mejorar tu metabolismo"
Según explica el especialista, "Primero, el cuerpo va a extraer, a través del estímulo generado por el glucagón, la glucosa que está almacenada en el hígado y en otros órganos". Posteriormente, se inicia la lipólisis como tal. Para ello, es necesario mantener niveles bajos de insulina, algo que se logra con más facilidad al evitar el consumo de carbohidratos en la cena.
Cenar temprano también contribuye a mantener bajos los niveles de cortisol durante la noche, lo que representa un beneficio clave para la salud. Esto se traduce en un sueño más reparador, menor acumulación de grasa abdominal y una mejor recuperación del metabolismo mientras dormimos.
Menos riesgos para la salud
La disciplina que estudia esta relación entre los horarios de comida y los procesos metabólicos se conoce como crononutrición, y ha cobrado gran relevancia en los últimos años, con múltiples estudios que han puesto el foco entre la relación directa que existe entre el horario y las comidas.
Un estudio desarrollado por el Instituto de Salud Global de Barcelona y publicado en Nature Communications, que analizó datos de más de 100.000 personas entre 2009 y 2022, confirma que retrasar tanto la primera como la última comida del día incrementa el riesgo cardiovascular.En concreto, por cada hora que se retrasa el desayuno o la cena, el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular puede aumentar un 6%.