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En el corazón del Vaticano, la Capilla Sixtina se convierte en el escenario de uno de los rituales más solemnes y reservados de la Iglesia Católica: el cónclave para elegir al nuevo papa.

Este proceso, cargado de tradición y simbolismo, se inicia con una frase en latín que resuena con fuerza: Extra omnes. Estas palabras, que significan "¡Todos fuera!", marcan el momento en que se cierran las puertas y comienza la deliberación secreta de los cardenales electores.

La elección del sucesor del papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril de 2025, ha convocado a 133 cardenales menores de 80 años. Tras la misa Pro eligendo Pontifice en la basílica de San Pedro, los cardenales se trasladan en procesión a la Capilla Sixtina.

Allí, después de prestar juramento sobre el Evangelio, el maestro de ceremonias pontificio pronuncia el Extra omnes, ordenando la salida de todos los no autorizados y cerrando las puertas para dar inicio al cónclave.

Un rito cargado de historia y simbolismo

La expresión Extra omnes tiene raíces en la tradición eclesiástica. Aunque su uso formal en el cónclave fue establecido por la constitución apostólica Universi Dominici Gregis en 1996 durante el pontificado de Juan Pablo II, la práctica de cerrar las puertas a los no electores data de siglos atrás.

El maestro de ceremonias, actualmente el arzobispo Diego Ravelli, es el encargado de pronunciar esta frase solemne. Una vez dicha, todos los presentes que no participan en la elección deben abandonar la Capilla Sixtina.

A la hora que se diga esta frase, solo permanecerán los cardenales electores, quienes, en completo aislamiento, comenzarán el proceso de votación para elegir al nuevo pontífice.

El proceso del cónclave: secreto y tradición

El cónclave se rige por normas estrictas que garantizan la confidencialidad y solemnidad del proceso. Durante su desarrollo, los cardenales realizan hasta cuatro votaciones diarias: dos por la mañana y dos por la tarde.

Se requiere una mayoría de dos tercios, es decir, al menos 89 votos, para que un candidato sea elegido como el nuevo papa.

Tras cada votación, las papeletas se queman en una estufa dentro de la Capilla Sixtina. El humo que emana de la chimenea indica al mundo el resultado: negro si no hay consenso, blanco si se ha elegido un nuevo pontífice.

Este sistema de señales, conocido como "fumata", es una de las tradiciones más reconocidas del cónclave y el momento más esperado, tanto para los fieles que esperan a las puertas del templo mayor del Vaticano como para los que siguen este proceso en cualquier lugar del mundo.

"Extra omnes": más que una frase

La orden Extra omnes simboliza el inicio de un proceso que combina lo divino y lo humano. Es el momento en que los cardenales se aíslan del mundo exterior para, guiados por el Espíritu Santo, elegir al nuevo líder de la Iglesia Católica.

Este acto de separación enfatiza la seriedad y la espiritualidad del cónclave, recordando a los electores acerca de la trascendencia que tiene su responsabilidad.

Mientras el mundo espera con expectación el anuncio del Habemus Papam, el Extra omnes permanece como una de las expresiones más emblemáticas del ritual católico, marcando el comienzo de una nueva etapa en la historia del papado.