Este es uno de los animales más venenosos del mundo: mide solo 15 centímetros y no existe antídoto eficaz contra su picadura
Este molusco marino es capaz de paralizar a sus presas en segundos y su veneno no tiene cura conocida.
Algunas de las criaturas más letales pueden pasar desapercibidas debido a su pequeño tamaño. Un claro ejemplo de esto es el caracol de cono geógrafo (Conus geographus), un molusco marino que, pese a medir solo 15 centímetros, posee un veneno tan mortal que, al día de la fecha, no existe un antídoto eficaz contra su picadura.
Este habitante de las aguas tropicales del Indo-Pacífico ha sido responsable de múltiples muertes humanas, lo que le ha valido la reputación de ser uno de los animales más venenosos del planeta. Su capacidad para paralizar de inmediato a sus presas y su mecanismo de caza único lo convierten en un depredador fascinante y, al mismo tiempo, extremadamente peligroso.
Un depredador letal con un mecanismo de caza único
El caracol de cono geógrafo se distingue por su veneno extremadamente potente, pero también por la forma en la que lo administra. A diferencia de otros animales venenosos que muerden o inyectan su toxina a través de colmillos, este molusco utiliza un arpón modificado para disparar su veneno con precisión quirúrgica. Su principal objetivo son peces, moluscos y gusanos, a los que inmoviliza en cuestión de segundos antes de ingerirlos enteros.
Debido a la rapidez con la que actúa, a este caracol se le conoce coloquialmente como "caracol cigarrillo", en alusión a la creencia de que, tras su picadura, solo habría tiempo para fumar un último cigarro antes de fallecer.
Un veneno con insulina y potencial para la medicina
Aunque el veneno del caracol de cono geógrafo es letal, también ha despertado un gran interés en la comunidad científica debido a sus posibles aplicaciones médicas. Investigaciones lideradas por Helena Safavi-Hemami y Baldomero Olivera, de la Universidad de Utah, han revelado que una de las sustancias clave de su veneno es una versión única de insulina.
Científicos han descubierto que su veneno contiene una insulina especial que podría ayudar en la investigación de la diabetes. (Foto: Archivo)
A diferencia de la insulina humana, la del caracol se asemeja más a la de los peces, sus principales presas, y actúa provocando un choque hipoglucémico que paraliza a la víctima.
Este hallazgo ha abierto nuevas líneas de investigación sobre la regulación del metabolismo en humanos y el tratamiento de enfermedades como la diabetes. Además, otras sustancias presentes en su veneno han demostrado ser prometedoras para el desarrollo de:
Analgésicos hasta mil veces más potentes que la morfina.
Tratamientos para enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson y la epilepsia.
Nuevas terapias basadas en la acción de la insulina para regular la glucosa en sangre.