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A veces, un cambio de rumbo puede transformar no solo una carrera, sino también cientos de vidas. Ángel Luis González, nacido en Torrijos (Toledo), dejó su trabajo como ingeniero informático para convertirse en profesor de Formación Profesional.
Hoy, apenas tres años después de aprobar su oposición, está entre los 50 finalistas del Global Teacher Prize 2025, el mayor reconocimiento educativo a nivel mundial, cuya gala se celebra en Dubái.
A sus 41 años, González es el único docente español que compite por este galardón. Enseña informática en el Centro Integrado de Formación Profesional ‘Virgen de Gracia' de Puertollano (Ciudad Real), donde ha sabido convertir su experiencia técnica en una herramienta pedagógica de transformación.
"Decidí que mi lugar tenía que estar aquí, ayudando a los chicos. Esa gratificación no la paga ningún dinero", explicó en una entrevista para Herrera en COPE.
La decisión de dejar atrás un empleo bien remunerado por la incertidumbre de las aulas no fue impulsiva. Durante años, González recorrió más de 700 centros educativos instalando plataformas virtuales.
Fue entonces cuando alguien le mencionó una convocatoria de oposiciones. El "gusanillo" se convirtió en vocación, y en 2021 entró por primera vez como profesor a un aula repleta de alumnos.

Profesor de FP nominado al Global Teacher Prize 2025
El Global Teacher Prize, impulsado por la Fundación Varkey y apoyado por la UNESCO, destaca a los docentes que logran un impacto significativo dentro y fuera del aula.
Entre los méritos que llevaron a Ángel Luis González a ser finalista se encuentra su compromiso con la innovación educativa, la integración de la inteligencia artificial, la robótica, la realidad aumentada y el desarrollo de proyectos de impacto social.
También ha sido clave su labor de inclusión. "Muchos de mis alumnos llegan con una autoestima muy baja. Yo les ayudo a ver que la vida no está escrita a los 16 años", asegura. Según relata, los estudiantes de Formación Profesional suelen arrastrar un estigma social que él combate a diario desde el aula: "Muchos creen que no son buenos estudiantes porque están en FP. Hay que romper esa idea".
Su enfoque pedagógico se basa en la confianza, la exigencia realista y el liderazgo compartido. Un ejemplo claro es su trato con los alumnos repetidores: "A mí los repetidores me vienen de fábula. Les doy responsabilidad, los pongo como capitanes de equipo. Son referentes positivos porque ya han vivido lo que los otros están pasando".
Un referente en la transformación de la Formación Profesional
La experiencia previa de Ángel Luis como programador y formador en entornos digitales se convirtió en su gran ventaja competitiva. Durante la pandemia, ayudó a más de 5000 docentes a implementar modelos de educación a distancia. Ese conocimiento técnico, combinado con una sensibilidad humana extraordinaria, ha revolucionado su manera de enseñar.
"No somos conscientes del nivel de exigencia que tienen los chicos de hoy. A los 9 años ya se les pide que decidan qué quieren ser. Yo intento quitarles presión", relata. En sus clases, el objetivo es generar vínculos reales, despertar vocaciones y convertir los errores en oportunidades de aprendizaje.
Entre sus proyectos más destacados figuran hackathones de inteligencia artificial, la creación de un centro de reciclaje de residuos electrónicos y programas para fomentar la sostenibilidad desde el aula. Estas iniciativas no solo educan, también inspiran y construyen comunidad.
La huella española en el Nobel de la Educación
Ángel Luis se suma a una creciente lista de educadores españoles que han dejado huella en el Global Teacher Prize. El primero en hacerlo fue César Bona, finalista en 2015. Luego le siguieron nombres como David Calle (Top 10 en 2017), Toni García Arias (Top 50 en 2023), Xuxo Ruiz o Constanza Micaela La Grotteria, con su proyecto "Escuelas de Paz".
Todos ellos tienen en común su apuesta por una educación transformadora, cercana, comprometida con lo social y con la equidad. Ángel Luis representa una nueva generación de docentes de FP que han roto los moldes tradicionales del aula y han hecho de la tecnología una aliada pedagógica.
"Recibir la nominación fue surrealista. Te llega un correo un sábado a mediodía y te dicen que en tres días se hará público. Es una ilusión inmensa, sobre todo por los chicos y por mi familia, que no puede estar más feliz", confesó.















