

La irrupción de la tecnología no solo transforma la forma de conducir, también la manera en que los vehículos son identificados y regulados por las autoridades. En este contexto, las etiquetas de la Dirección General de Tráfico (DGT) han dejado de ser exclusivamente medioambientales.
El organismo ha presentado un nuevo distintivo: la etiqueta tecnológica o etiqueta roja, destinada exclusivamente a vehículos con sistemas de conducción automatizada que se encuentren de fase de prueba en la vía pública.
Así lo ha confirmado oficialmente la DGT a través de una resolución publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), marcando un nuevo paso hacia la regulación de los coches del futuro.

Qué es la nueva etiqueta roja y a quién va dirigida
Este distintivo de color rojo no tiene relación con las etiquetas ambientales (CERO, ECO, B o C), ya que su función no es informar sobre las emisiones del vehículo, sino identificar a aquellos coches que participan en ensayos de conducción automatizada en el marco del Programa ES-AV (Entornos Seguros para Vehículos Autónomos).
La etiqueta deberá colocarse en el parabrisas delantero, en lugar visible, e incluirá la matrícula, un código QR con datos del permiso, el número de autorización otorgado por la DGT y una referencia al proyecto tecnológico en cuestión.
La emisión de esta etiqueta será exclusiva para las marcas, entidades o empresas autorizadas a realizar pruebas con este tipo de vehículos.
Qué implica este cambio para la circulación
La creación de esta pegatina tecnológica responde a la necesidad de establecer un sistema de identificación seguro y visible para los vehículos autónomos que circulan en pruebas, algo imprescindible en un momento en que los ensayos en entornos urbanos se están multiplicando.
El objetivo es, por un lado, facilitar a las autoridades la supervisión sobre los proyectos piloto que se desarrollan en ciudades y carreteras españolas. Por otro, dar un marco regulatorio más sólido a los fabricantes y centros de investigación que avanzan en tecnologías de movilidad autónoma.
Además, esta etiqueta busca despejar la confusión que podría surgir al ver estos vehículos operando en entornos reales sin conductor activo. La DGT recuerda que no implica libertad total de circulación, sino que se limita a los permisos concedidos para cada proyecto autorizado.

Qué impacto tendrá esta medida en el usuario común
Aunque esta etiqueta no afecta a los conductores particulares de forma inmediata, su implementación marca un cambio estructural en el enfoque regulador de la movilidad. Se trata de un anticipo de cómo la DGT prepara el terreno para un futuro donde vehículos sin conductor formen parte del paisaje cotidiano.
De igual forma, los municipios deberán adaptar sus normativas para contemplar la circulación de coches en pruebas automatizadas, establecer protocolos de actuación en caso de incidentes y asegurar la convivencia entre vehículos tradicionales y tecnologías emergentes.
Es previsible que la experiencia acumulada con esta pegatina tecnológica permita a la DGT avanzar hacia una normativa integral sobre vehículos autónomos, un sector que está llamado a transformar por completo la movilidad en España.
















