

Santos Cerdán, exsecretario de Organización del PSOE, ha iniciado su primer fin de semana como interno en el Centro Penitenciario Madrid V, conocido como Soto del Real.
El centro se ha hecho famoso por albergar a figuras políticas y económicas como Rodrigo Rato, Mario Conde o Sandro Rosell. Pero más allá de los titulares, Soto del Real también forma parte de un reducido grupo de cárceles en España que cuenta con piscina en sus instalaciones.
En España existen 25 centros penitenciarios que disponen de piscina. Lejos de representar un "lujo carcelario", estas instalaciones están integradas dentro de programas deportivos y de reinserción promovidos por Instituciones Penitenciarias.
Su existencia responde, en muchos casos, a decisiones arquitectónicas tomadas en los años 80 y 90, cuando el enfoque de reinserción ganaba terreno frente a la visión puramente punitiva.

De político a interno: el día a día de Santos Cerdán en Soto del Real
El ingreso de Cerdán en prisión preventiva fue decretado por el juez Leopoldo Puente, en el marco de una investigación por supuestas adjudicaciones irregulares. Desde inicios de julio, permanece en Soto del Real, donde fue trasladado al módulo 13, uno de los llamados "de respeto", destinados a internos que firman un compromiso de convivencia pacífica y participación activa en tareas y programas de reinserción.
"El primer día lo pasas en el módulo de ingresos, solo, con un cubo y una manta. Esa noche es muy dura, a muchos les dan ansiolíticos porque no pueden dormir", cuenta Jesús Núñez, un exrecluso que pasó por siete cárceles, entre ellas Soto del Real. Aunque reconoce que "es la mejor prisión en la que he estado", también señala que "eso no la convierte en un hotel ni mucho menos".
Soto del Real cuenta con una piscina de 20 metros que, según fuentes oficiales, se emplea en verano bajo estrictas condiciones: su uso se regula por disponibilidad de personal, criterios climáticos y la participación del interno en actividades programadas.
Además, no todos los reclusos pueden acceder libremente: el uso está supeditado a decisiones del equipo técnico y, en muchos casos, se limita a actividades terapéuticas o programas específicos.
La presencia de piscinas en cárceles españolas no responde a una política de "premios", sino a un modelo de planificación penitenciaria ya desfasado. Las prisiones construidas más recientemente, como las de última generación en Madrid o Andalucía, ya no incluyen piscinas entre sus infraestructuras.
Sin embargo, muchas de las construidas hace 30 o 40 años sí lo hicieron con la intención de ofrecer un entorno que facilitara la reinserción a través del deporte y el bienestar físico.
Privilegios invisibles y adaptación bajo presión
Aunque pueda parecer que Cerdán cuenta con condiciones favorables, la experiencia carcelaria está lejos de ser cómoda. "En los módulos de respeto hay mucha tensión soterrada. Se premia al que delata, se compite por las tareas, y todo el mundo observa al otro para sacar ventaja", explica Núñez. Aun así, admite que a los reclusos con perfil público "les facilitan las cosas, les ahorran ciertas humillaciones, pero sin que se note delante del resto".
La piscina, por ejemplo, aunque esté presente en las instalaciones, no es un espacio recreativo al uso. "La gente cree que estar en una cárcel con piscina es como estar en un resort. Pero lo cierto es que el agua huele mal, casi nadie se baña, y las condiciones de higiene a veces no son las mejores. A mí me daba más tranquilidad una ducha rápida", señala Núñez.
Cárceles con piscina: una excepción en un sistema aún en crisis
Actualmente, sólo 25 de las más de 70 cárceles españolas tienen piscina. Algunas, como el CIS Victoria Kent en Madrid, lo hacen para programas muy específicos como el desarrollo infantil con madres reclusas.
Soto del Real, mantienen instalaciones heredadas de otra época y solo se utilizan unos pocos meses al año. Esta penitenciaria fue construida en 1995 y tuvo un coste total de 8000 millones de pesetas, equivalentes a unos 48 millones de euros de aquel momento.
Más allá del simbolismo de la piscina, la realidad penitenciaria en España sigue enfrentando desafíos graves: déficit de personal, instalaciones deterioradas y altos niveles de reincidencia.
No obstante, diversos estudios indican que el acceso a educación, deporte y salud mental dentro de prisión puede reducir significativamente las posibilidades de reincidir tras la excarcelación.
El caso de Santos Cerdán y su ingreso en Soto del Real vuelve a situar en el centro del debate las condiciones de las prisiones en España y los modelos de cumplimiento de pena. Aunque el foco mediático se centre en aspectos como la piscina o los módulos "VIP", lo cierto es que el sistema penitenciario español sigue teniendo un enfoque mixto entre la sanción y la rehabilitación.













