

Para decir que su hijo Máximo no necesita autorización ni impulso para ser candidato, la presidenta Cristina Kirchner recurrió hoy a una expresión que a muchos debe haber sonado extraña: “Máximo corre solo, no necesita que yo le de el aura”.
En el diccionario de la Real Academia Española, la primera acepción de “aura” es como sustantivo femenino: “Viento suave y apacible”. La frase de Cristina no alude a eso, ni tampoco a la tercera acepción, más conocida: “En parapsicología, halo que algunos dicen percibir alrededor de determinados cuerpos y del que dan diversas interpretaciones”.
En realidad, “el aura” al que refiere la presidenta viene del folklore y de una frase completa que es “a la voz de aura”. En la literatura gauchesca, y como recurso literario de referencia a la fonética popular, “ahora” pasaba a ser “aura” (a veces “ahura” o incluso “áura”, con una tilde que reemplaza a la h suprimida). “La voz de aura” era el llamado de atención que se daba, por ejemplo, como señal de largada. De ahí que Máximo no necesite “el aura”.
La palabra “aura” figura en reemplazo de “ahora” varias veces en el Martín Fierro (“Estaba el gaucho en su pago / con toda siguridá, / pero aura... !barbaridá!, / la cosa anda tan fruncida, / que gasta el pobre la vida / en juir de la autoridá”, entre otras).
Hay también una ranchera de Benito Varelaque tiene por título la frase completa: “A la voz de aura”.
Y Les Luthiers usó la frase en “El explicado”, el genial “gato con explicaciones” de finales de la década del 70 en el que Daniel Rabinovich, a cargo del bombo, intenta frenar una discusión en medio de la canción con una serie de llamados típicos del folklore´: “Huija. Ahijuna. A la voz de ahura”, reclama antes de lograr la atención con un sonoro “Everybody”.













