Leandro Santoro, el candidato de "Es ahora Buenos Aires", vivió con ansiedad el domingo electoral que esperaba coronar con una victoria. Pero el cierre de jornada lo encontró ocupando un segundo lugar con el que mejora la performance de 2021 y que es menos importante en porcentajes que la de 2023, cuando fue candidato a Jefe de Gobierno.
Ferro, el mítico club de Caballito, el lugar en el que se montó el bunker que cobijó a la fuerza que condujo el candidato "alfonsinista" que contiene al Justicialismo de la Ciudad, transitó por todos los estados de ánimo: del optimismo inicial, a la mesura, pasando por un prolongado silencio que antecedió a la declaración en el que se reconoció el resultado.
Cuando los números se tornaron "inapelables", Santoro se presentó ante la prensa para dar un mensaje de poco más de dos minutos. Para ese entonces, el frío atmosférico que se vivía bajo la tribuna del estadio de Ferro también tenía su correlato en las expresiones de quienes se ubicaron detrás del atril.
Allí se pudo ver al senador nacional Mariano Recalde y a varios de los candidatos a la legislatura, entre ellos, al dirigente social "Pitu" Salvatierraquién al menos pudo festejar que su fuerza se impuso con claridad en el sur de la Ciudad.
"Se ha cerrado un ciclo, del abandono, que permitió que durante muchos años demandas de los porteños queden insatisfechas. El PRO como proyecto político dejó de representar a la mayoría de los porteños", dijo Santoro.
Además de señalar que le tocó competir con "dos oficialismos" en un contexto "adverso" en el que "parece que está permitido cualquier cosa". "Si eso es así, nuestro compromiso es con la democracia", añadió.
Ponderó que la fuerza que representa "ganó dos nuevas bancas" y que se impuso en "al menos 6 comunas".
"Si la crueldad se puso de moda, no cuenten con nosotros. Entendemos lo que dicen las urnas, pero de ninguna manera vamos a bajar las banderas, para seguir construyendo una mayoría social que haga de la democracia con sentido social una mayoría", cerró.
Para un dirigente como Santoro, surgido en la UCR, el lugar en el que dijo esas palabras no es menor: en el estadio de Ferro, Raul Alfonsín fue el principal orador de uno de los más célebres actos en la campaña de 1983 hablando de la Democracia y en contra de la violencia que dejaban los años de la dictadura.
Durante este raid, como contra partida, se lo acusó de esconder al peronismo, pero su armado es propio del PJ: pero de hecho, se pudo ver a Juan Manuel Olmos, uno de los dirigentes más encumbrados de ese partido, y a Recalde a sus espaldas.
Para Santoro y su equipo quedará por delante una evaluación profunda de los resultados. Allí se deberá sopesar la victoria en las siete comunas del sur de la Ciudad y el virtual empate en dos del centro. Además del esperable desplome en Palermo y Nuñez.
Por otro lado, se necesitará analizar cuanto del resultado es representativo en una votación que tuvo una participación ciudadana de apenas 53%. La decisión de Jorge Macri, que buscaba separar la contienda de la nacional, podría haber quedado atrapada en un clima general de apatía y, según los expertos, pudo haber roto todos los márgenes de error de los sondeos previos.
Santoro llegó al domingo como un amplio dominador en las encuestas, a la espera que el voto antiperonista se hubiera divido entre La Libertad Avanza y El PRO. Si bien eso sucedió, él no consiguió los mismos porcentajes de 2023, cuando fue candidato a Jefe de Gobierno.
Además, la suma de las dos listas "peronistas" que competían, podrían haberlo dotado con 2,5% más de votos, aunque eso, a esta altura es contrafáctico. Pudo superar al PRO por primera vez en dos décadas, una victoria en sí.
Pero el peronismo -que esta vez fue encabezado por un radical- no pudo conseguir la victoria que espera desde hace más de 30 años en la Ciudad. Deberá seguir esperando.