La jugada del kirchnerismo duro de poner a disposición la renuncia de ministros y forzar a Alberto Fernández a realizar un recambio de gabinete que se venía resistiendo aún después de la derrota electoral del domingo es una arriesgada movida política: Cristina Kirchner marcó la cancha y al mismo tiempo debilita a la figura presidencial.
Las renuncias "a disposición" de Eduardo "Wado" de Pedro, Luana Volnovich, Fernanda Raverta, Luis Salvarezza y Jorge Ferraresi ponen en un claro apriete a un Alberto Fernández que hasta ahora evitó un recambio ministerial y solo esperaba a diciembre para hacerlo.
Las cartas de renuncia llegan apenas unas horas de que Alicia Kirchner en santa cruz y Axel Kicillof en Buenos Aires avanzará con la misma estrategia. Además, se trata de funcionarios del riñón profundo de Cristina Kirchner los que pusieron a disposición sus dimisiones y es un claro mensaje de la vicepresidenta a acelerar el proceso de "los funcionarios que no funcionan".
En la Casa Rosada allegados a Alberto Fernández Fernández expresaron a El Cronista que "formal o informalmente" todos los ministros el domingo por la noche habían presentado al jefe de estado sus dimisiones. Esta es una forma de minimizar el impacto que generó en el núcleo duro del albertismo el mensaje de Cristina Kirchner.
La señal va dirigida al Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, el canciller Felipe Sola y el ministro de Educación, Nicolás Trotta, entre otros, que el kirchnerismo nunca terminó de digerir.
Pero el mensaje cifrado de Cristina Kirchner es también un reclamo de fondo de un viraje pragmático del gobierno de Alberto Fernández hacia un extremismo de izquierda que se viene resistiendo el presidente. Es la contracara de la moderación, el diálogo y el regreso a las "fuentes del peronismo" como le plantearon a Alberto Fernández intendentes del conurbano y varios gobernadores del PJ en función del resultado electoral.
En el entorno de Cristina Kirchner un funcionario cercano a la Vicepresidenta dijo sin vueltas: "Se van los que no funcionan o nos vamos nosotros". Una fuerte afrenta.
Será ahora el propio Presidente quien tenga la última palabra. Cualquiera sea su reacción el daño a la alicaída imagen presidencial está hecho y aún faltan muchos días para los comicios generales de noviembre.