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Bajo el disfraz de eufemismos repetidos, marketing de campaña o negativa extrema, el Gobierno está dispuesto a rechazar de plano la idea de un ajuste en las cuentas públicas o, al menos, disimular al máximo el recorte de gastos para evitar cuestionamientos de parte de su propio electorado o de la izquierda.
La mayor muestra de esta estrategia la dio ayer el superministro de Economía, Sergio Massa, cuando encaró su primera reunión de Gabinete nacional y bajó la línea del Presidente para todos los ministros: en adelante no se hablará de ajuste y se buscará explicar a la ciudadanía de qué se tratan los retoques al presupuesto que empezaron a rodar.
De esta manera, se empezó a aplicar implícitamente una suerte de manual básico del oficialismo para eludir la palabra "recorte" y aclarar aquellos puntos en que haya confusión en el mensaje entre podas, falta de pagos o atraso de partidas. En varios despachos oficiales de la Casa Rosada acataron automáticamente a este esquema y replicaron la idea de que "este Gobierno no aplica ajustes".
Pero todo ello cristalizó la idea de que queda en claro que al Gobierno le cuesta asumir en público la poda de 200.000 millones de pesos que por resolución aplicó para lo que resta del año y lo que aún habrá de ajustar en los fondos de varios ministerios, lo que implica alrededor del de 0,3 puntos del PBI.
De hecho, ayer en las inmediaciones de la Plaza de Mayo frente a la Casa Rosada se empezaron a congregar las primeras protestas contra el ajuste oficial. Llegaron prestadores de servicios de salud, gremios y se lo vio al diputado de izquierda Nicolás del Caño en medio del grupo que está dispuesto a desplegar un acampe.
El canciller, Santiago Cafiero, junto al titular del Ministerio de Ciencia y Tecnología, Daniel Filmus, negaron ayer al término de la reunión de Gabinete un ajuste en las partidas para los prestadores que atienden a personas con discapacidad.
COMUNICADO OFICIAL
En paralelo a esto, el Ministerio de Economía emitió un comunicado en el que aclaró que "es nuestro deber informar que las modificaciones administrativas tomadas por subejecución presupuestaria en algunos sectores no afectan a dichas áreas". Y agregó que "este Ministerio no es responsable de la falta y atrasos de pagos que aducen algunos prestadores".
La estrategia oficial de eludir la idea de recortes busca contrarrestar las protestas de agrupaciones políticas o movimientos sociales que cuestionan por izquierda al Gobierno. Para esto, el 'manual básico de justificación o disimulo de la poda' contempla varios elementos que ya empezaron a ponerse en práctica.
Por lo pronto, en el 'manual básico para eludir la idea del recorte' se hará foco en "partidas subejecutadas", tanto de obras como de transferencias a provincias o subsidios personales. Aunque en el Ministerio de Obras Públicas que conduce Gabriel Katopodis aseguran que lejos de los recortes la obra pública no se detendrá.
Así, remarcan cada uno de los actos de anuncio de inauguración de obras. Esto forma parte del esquema de marketing que tiene preparado Alberto Fernández en cada una de sus salidas por el interior del país y el conurbano.
En el mensaje oficial se dejó en claro también que cualquier ajuste forma parte de la negociación con el FMI. "Es parte de lo que nos dejó Macri. Un programa de lo más insólito e impagable que se hizo en la historia del Fondo Monetario", dijo Cafiero ayer como parte del manual de estilo kirchnerista.
OBRA PÚBLICA Y CAMPAÑA
Para que no queden dudas, cuando al canciller le preguntaron por el éxodo del piquetero Juan Grabois del Frente de Todos, respondió con un latiguillo para dispersar kirchneristas críticos: "Lo que queremos es seguir sosteniendo el Frente, es la garantía de que el macrismo no vuelva con sus políticas de ajuste", se excusó.
A su vez, Filmus negó cualquier tipo de ajuste en Salud y Educación. Utilizó un eufemismo para explicar algunas podas en esos Ministerios. "Si uno mira históricamente el tercer trimestre de todos los años, lo que hay es readecuación de partidas de acuerdo a lo que se prevé que se puede gastar o no en ese año", aclaró.
Mercedes Marcó del Pont fue más difusa en sus explicaciones y en un atajo al 'manual básico de eufemismos' sostuvo que "no hay un ajuste, hay una reducción del déficit a partir de que el gasto va a crecer en términos reales, pero también va a crecer la recaudación tributaria".
En la Casa Rosada comentan que habrá una suerte de estrategia administrativa para eludir pagos con eventuales retrasos de gastos y postergación de los reclamos de los proveedores. En la práctica, esto implicará un ajuste encubierto.
El otro esquema de estrategia disuasiva para no hablar de ajuste que encontró el oficialismo es apuntalar la defensa de Cristina Kirchner y hablar de la marcha que se prepara en las calles para alentar a la Vicepresidenta.
Ayer, la diputada frentista Victoria Tolosa Paz se refirió a la definición de continuar con el "estado de alerta y movilización". Es la lógica que emprendió el Frente de Todos para evitar que se hable de ajuste.