En esta noticia

Las discusiones internas del movimiento obrero tomaron nueva velocidad después de que la Federación Aceitera y Desmotadora de Algodón aprovechara el cierre de su 74° Congreso Nacional Ordinario para lanzar un mensaje directo al Gobierno y mover el eje de la disputa sindical. Con una capacidad de presión que impacta en uno de los principales complejos exportadores del país, el gremio anunció que está dispuesto a responder con acciones de fuerza si avanza la reforma laboral.

La advertencia se sumó a la que emitió la semana pasada la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), que ya convocó a un paro nacional para rechazar la iniciativa oficial. Con esta nueva definición, la Federación Aceitera se convirtió en el segundo sindicato que planteó abiertamente la posibilidad de ir a la huelga frente al proyecto impulsado por la administración de Javier Milei.

La advertencia de los aceiteros

Durante el acto de cierre del Congreso, el secretario general Daniel Yofra afirmó que “los aceiteros y los desmotadores vamos a ir a la huelga cuando este gobierno quiera avanzar contra los derechos laborales” y llamó a consolidar un escenario de unidad sindical. Desde el escenario, subrayó que “esto no es una arenga” y sostuvo que el gremio debe “ir a todos los lugares donde haya conflicto para estar presentes y decirles que estamos con ellos”.

Daniel Yofra preside el Congreso de Aceiteros, acompañado de Rodolfo Aguiar, como invitado

La posición buscó marcar un límite político, pero también expresar un rol más amplio dentro del mapa sindical. “La batalla que hay que hacer es ir a la huelga. No hay otra. Nosotros cerramos una paritaria bárbara, pero no nos podemos quedar con eso”, aseguró Yofra, en referencia al acuerdo salarial que el sindicato firmó la semana pasada junto al SOEA San Lorenzo, que fijó la categoría inicial en $2.344.000 desde el 1° de enero de 2026.

El mensaje apuntó a evitar que el debate paritario del sector genere una imagen de distancia respecto del resto del movimiento obrero. Yofra subrayó esa idea al señalar que “no nos podemos quedar con que nosotros estamos bien”.

ATE abrió el camino y encendió la ofensiva sindical

El pronunciamiento aceitero ocurrió pocos días después del plenario federal de ATE, donde los estatales rechazaron la reforma laboral y votaron por unanimidad un paro nacional para el 19 de noviembre. Allí, Rodolfo Aguiar afirmó que “los trabajadores no tenemos que esperar a conocer ninguna letra chica para saber que nos quieren joder” y llamó a enfrentar la iniciativa “en la calle”.

ATE también denunció un deterioro salarial profundo y alertó que los aumentos paritarios ofrecidos por el Gobierno quedaron por debajo de la inflación informada por el Indec. Aguiar consideró que “el gobierno no es invencible porque vino por el derecho a huelga y no pudo” y sostuvo que la reforma laboral “tiene que ser frenada desde la acción colectiva”.

La advertencia de los estatales abrió una secuencia que ahora se amplió con la postura de los aceiteros, un gremio cuyo poder de fuego se apoya en la posibilidad concreta de paralizar los puertos y la industria oleaginosa, sectores centrales para el ingreso de divisas.

Un congreso con señal política

El 74° Congreso Aceitero reunió a dirigentes como Abel Furlán (UOM), María Fernanda Boriotti (FESPROSA) y el propio Aguiar (ATE). Más allá del respaldo explícito al rechazo de la reforma laboral, el encuentro sirvió como una instancia de articulación entre gremios que buscan disputar la orientación del movimiento obrero.

Boriotti afirmó que “la reforma laboral es una realidad en el Estado” y sostuvo que “lo que quieren ahora es ponerle el moño”. En esa línea, pidió “coordinar acciones y el plan que vamos a llevar adelante” y ratificó que “lo único que nos va a salvar es la lucha colectiva”.

Furlán advirtió sobre el proceso de desindustrialización que atraviesa el país y planteó un interrogante político: “¿Vamos a aceptar ese proyecto de país o nos vamos a rebelar?”. También remarcó que el movimiento obrero necesita recuperar “una centralidad en la discusión de cuál es el modelo de país que queremos”.

Una señal que comienza a ordenar el tablero gremial

La suma de pronunciamientos de ATE y Aceiteros abrió un capítulo nuevo en la relación entre sindicatos y Gobierno, justo cuando la Casa Rosada busca avanzar con una reforma que modifica puntos sensibles de la Ley de Contrato de Trabajo. Aunque la Federación Aceitera no anunció una fecha concreta para un paro, la frase de Yofra dejó clara la posición del gremio frente al proyecto oficial y anticipó un escenario de tensión.

Qué se sabe de la reforma laboral

Aunque el Gobierno no presentó la letra final de su propuesta, hay trascendidos sobre algunos ejes que podían integrarse a una futura reforma. Entre los puntos mencionados figuraron la simplificación de modalidades de contratación, la reducción de costos asociados a la registración y la actualización de marcos regulatorios que, según la visión oficial, dejaron de ajustarse a las dinámicas actuales del empleo.

Otro tema que circuló en las conversaciones fue el de las indemnizaciones, una cuestión que suele dividir a empresarios y sindicatos. En el plano empresario circuló la idea de avanzar hacia sistemas alternativos, como fondos de cese o mecanismos de seguro, mientras que las organizaciones gremiales defendieron el esquema vigente y alertaron sobre eventuales retrocesos en derechos consolidados.

También aparecieron menciones sobre la negociación colectiva y la posibilidad de introducir criterios de productividad en algunos convenios. Voceros gremiales plantearon que cualquier modificación debía respetar la autonomía de las partes y garantizar que los cambios no derivaran en pérdidas salariales. Las cámaras empresarias, por su parte, remarcaron la necesidad de evitar rigideces que afectaran la creación de empleo formal.