En el último bosquejo del cronograma iba a ser la reunión de trabajo primero antes de la declaración conjunta. Al final, con un mail la noche anterior a las 23.32, el Palacio del Elíseo confirmó que sería al revés. Por eso Alberto Fernández ingresó a las 12.23 al patio de la casa de gobierno en París a bordo del Renault Talismán oficial, se bajó, fue recibido con un abrazo por su par Emmanuel Macron y ambos se acercaron a los atriles con los fotógrafos y cámaras a pocos centímetros.
"Francia se movilizará con el Fondo Monetario Internacional y sus socios para ayudar a la Argentina a volver al camino del crecimiento y de una deuda sostenible", sorprendió el presidente anfitrión a la comitiva argentina, confiaron más tarde.
"De ahí, adentro del edificio, lo llevaba de la mano", se jactaban en la delegación el fraternal trato del francés que, antes del llamado telefónico de una hora y media en noviembre con un Fernández ya electo, lo imaginaban más cercano a Mauricio Macri, no sólo por abecedario. "Como en (la película) Casablanca, aquí está naciendo una buena amistad", cerró su parte Alberto, luego de referirse a la empoderación de la mujer, recordar primero a Eva Perón y luego a su vice Cristina Kirchner: "El presente la tiene como una líder muy importante".
La referencia al clásico de Humphrey Bogart puede haber sido casual pero su nombre fue más que apropiado, pensando en la Casa Blanca de Donald Trump, para el balance de la minigira albertista por Europa. En la delegación confían haberse llevado el apoyo de Macrón, la alemana Ángela Merkel, el italiano Giuseppe Conte, el español Pedro Sánchez y el padrinazgo del Papa Francisco que ayer abrió el Vaticano al ministro de Hacienda Martín Guzmán (ver aparte) como un bloque que representa el 15% del directorio del FMI.
No sólo eso: en la comitiva realizan un análisis geoestratégico en el nuevo tablero mundial post-Brexit. "Inglaterra se alineará con tratados de libre comercio con EE.UU. Y la UE, entonces, buscará formar un nuevo eje con Canadá, México y Latinoamérica. Alberto habló de eso con todos", revelaron ayer en el hotel Regina donde se hospedan los funcionarios argentinos, a pasos del Museo Louvre.
En esa tesis, el potencial de Argentina es simple: "Sienten que, a diferencia de otros países, nuestro país está institucionalmente sólido". Fue tema en las bilaterales la situación de Chile, Ecuador, Colombia y; Bolivia, con un Alberto que repitió que vivió un golpe de Estado a pesar de lo que haya dicho la anterior administración. Pero sobre todo Venezuela: "Les repitió a todos que la solución debe ser institucional, nada de bloque comercial que eso termina fortaleciendo para adentro a (Nicolás) Maduro porque le permite hacer campaña interna con los ataques extranjeros", contaron.
Hay un propuesta albertista: potenciar el Grupo de Contacto con mayor participación europea, firmando un certificado de defunción al Grupo de Lima, con México y Argentina como garantes de dialogo con el chavismo. Un guiño a Washington y su obsesión en la región. "Para ellos no existimos, hay que dejar de esperar algo de ellos y buscar ayuda en Europa, de donde viene la mayor parte de las inversiones extranjeras en el país", continuaron, antes de aclarar que "esto no significa romper lazos con Estados Unidos". El Presidente lo sintetizó en cada país que visitó con la frase: "Me defino como europeísta". Con el apoyo en el FMI tachado, ahora restaría la etapa de crecimiento para luego pagar la deuda.
En la última bilateral de su gira, Macrón no sólo brindó su apoyo público a la reestructuración ante el FMI a pesar de que en las bilaterales no adelanta detalles ("No es verdad que no tenga un plan, es verdad que no lo contamos porque estamos jugando al póker y no con chicos", admitió el Presidente), en la comitiva celebraban la relación del francés con su titular Kristalina Giorgieva. En Berlín, juraban, Merkel ordenó llamarla para oficializar el apoyo alemán.
Después de almorzar en el Elíseo (con intercambio de regalos, una guitarra desafinada que evitó estrenar el argentino y las obras de Jorge Luis Borges al francés), en mesas con los nombres de provincias argentinas en la que se mezclaron políticos y famosos, como el jugador del París Saint-Germain Ángel Di María, el Presidente estuvo por la tarde en el instituto de Ciencias Políticas francés. Como la recordada visita de Cristina Kirchner a Harvard, los alumnos podían preguntar. "Con Axel (Kicillof) coincidimos en que pague. Pero no es que podemos pagar, los acreedores deben saber que la Argentina está impedida de enfrentar esa deuda", respaldó al gobernador.