

El Gobierno recibió hoy un gesto político contundente para sus planes de contener las expectativas de precios y salarios mientras acelera las gestiones por la reestructuración de la deuda.
Tras algunos mensajes informales de la Casa Rosada, la primera línea de la CGT aceptó dar plena autonomía a los sindicatos para que lleven adelante sus respectivas negociaciones salariales, por lo que no reprobará aquellos entendimientos que posterguen el inicio formal de la paritaria y a cambio establezcan incrementos bajo el formato de suma fija.
El caso testigo quedó establecido la semana pasada con el acuerdo firmado en la actividad bancaria, donde el gremio y las cámaras que agrupan a las entidades financieras consensuaron un aumento de suma fija que se ubica entre $ 4500 y $ 10.500, de acuerdo a las categorías de convenio, que se abonará en dos tramos y regirá para el primer trimestre, con posibilidad de renovarse en abril.

En la misma sintonía, hay por lo menos otra decena de gremios que deben iniciar sus discusiones entre febrero y abril, y que ya prevén avanzar también con esquemas de sumas fijas hasta mitad de año.
"Se trata de ir viendo el escenario y a la par ratificar la posición sindical de apoyar al Gobierno en este momento complicado donde la prioridad pasa por arreglar el tema de la deuda", confió un importante referente de la conducción de la central sindical al culminar la reunión de la mesa chica en la sede del gremio de Sanidad.














