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El dirigente radical Gastón Manes presentó este lunes su renuncia a la presidencia de la Honorable Convención Nacional de la Unión Cívica Radical (UCR) y a su banca como convencional nacional por la provincia de Buenos Aires. En una carta dirigida al presidente del partido, Martín Lousteau, justificó su decisión en lo que definió como una "tristeza lúcida" al constatar el rumbo que, según él, ha tomado el radicalismo en los últimos tiempos.

"No tomo esta decisión con liviandad ni despecho", escribió. "La tomo con la serenidad que da el camino andado, y con la tristeza lúcida, también, de comprobar que aquello por lo que trabajamos con convicción y esperanza, una UCR con voz nacional, pensamiento orgánico e identidad común, ha ido cediendo frente a una realidad que avanza en dirección opuesta".

Manes había asumido como convencional nacional en 2021, tras imponerse en las elecciones internas de la provincia de Buenos Aires. Desde junio de 2022 presidía la Convención Nacional, el máximo órgano deliberativo del radicalismo. Su alejamiento se da en un momento de tensión interna en la UCR, marcada por diferencias sobre cómo posicionarse frente al gobierno de Javier Milei y por un creciente desdibujamiento de su estrategia nacional.

De hecho, en su carta, Manes cuestionó con dureza la ausencia de una línea común dentro de la UCR: "No he encontrado en la mayoría de los principales referentes de nuestro partido una verdadera vocación de debatir y de buscar juntos una línea doctrinaria compartida". Y añadió que, en lugar de un partido cohesionado, se observa "una suerte de confederación de posturas provinciales, cada uno con sus urgencias, con sus lógicas locales y con sus pactos circunstanciales".

Si bien evitó mencionar nombres propios, sus palabras apuntan al rol que han asumido distintos sectores del partido ante el gobierno libertario. En el Congreso, un sector de los legisladores radicales ha colaborado con el oficialismo: en la votación de la Ley Bases en abril, 19 de los 34 diputados radicales dieron quórum y la mayoría acompañó en general el proyecto del Poder Ejecutivo.

En el Senado, la bancada presidida por Eduardo Vischi (UCR-Corrientes) también se mostró dispuesta al diálogo, con respaldo parcial a las reformas propuestas por el Gobierno y con su jefe legislativo votando en contra de un proyecto de creación de la comisión LIBRA que él mismo había impulsado con su firma.

En paralelo, en las provincias, varios referentes del radicalismo han optado por alianzas electorales o acuerdos de gobernabilidad con sectores cercanos a La Libertad Avanza. En Mendoza, por ejemplo, el gobernador Alfredo Cornejo mantuvo una posición ambigua frente a Milei, defendiendo algunas de sus reformas y votando a favor de la ley ómnibus en Diputados. En Chaco, LLA se sumó a la alianza del mandatario local, Leandro Zdero, para competir en las elecciones provinciales, hace solo una semana.


Por qué renunció Gastón Manes

El presidente del Comité Nacional de la UCR, Martín Lousteau, se encuentra en el centro del reordenamiento partidario. Su asunción, en diciembre de 2023, coincidió con el colapso de Juntos por el Cambio y con la necesidad de redefinir la identidad del partido en el nuevo escenario político, tras el ascenso libertario.

Lousteau ha buscado proyectar una línea autónoma frente al Gobierno, con críticas al rumbo económico de Milei, especialmente en relación con el ajuste sobre las clases medias y el sistema universitario. Sin embargo, su conducción enfrenta resistencias por parte de sectores internos que reclaman una oposición más clara, y por otros que consideran que su discurso no termina de traducirse en una estrategia electoral efectiva.

Tampoco faltan quienes desean jugar a fondo con el Gobierno nacional, incluso proyectando una posible convergencia electoral. Estas divisiones fueron las que provocaron un cisma en la bancada radical en Diputados, con la emergencia de un bloque aparte, Democracia para Siempre, que reunió a las y los legisladores que responden a Lousteau con los de Facundo Manes, hermano de Gastón.

La renuncia de Manes vuelve a poner en evidencia esas tensiones. "Renuncio porque soy fiel a mis principios, no a los cargos, y porque no estoy dispuesto a convalidar con el silencio lo que considero una deriva que nos aleja del sentido nacional de un Partido, con doctrina, con coraje moral y con vocación de poder transformador", escribió.

La UCR transita un proceso de fragmentación que se agudizó tras las elecciones presidenciales de 2023, en las que no presentó candidato propio y acompañó la candidatura de Patricia Bullrich dentro de Juntos por el Cambio. Desde entonces, sin coalición estable, el radicalismo ha oscilado entre posiciones según la provincia y el contexto.

En Santa Fe, el gobernador Maximiliano Pullaro se ha mostrado crítico del Gobierno nacional, pero mantiene diálogo institucional. En tanto, en Córdoba, la UCR quedó debilitada tras la derrota y sin un rumbo claro.

La renuncia de Manes, aunque no afecta directamente el funcionamiento del partido, tiene peso simbólico por el rol de la Convención como guardiana de la doctrina radical. El documento finaliza con una apelación a la historia del partido: "Quienes conocieron a dirigentes como Ricardo Balbín o el propio Raúl Alfonsín saben que la lealtad no es sumisión, y que la renuncia o discontinuidad de algo puede ser un acto de fidelidad a lo esencial".

Con este gesto, Manes busca encender una señal de alarma dentro del partido y enviar un mensaje a la militancia. "Espero que esta decisión, lejos de clausurar un diálogo, sirva al menos como apelación", escribió. Su salida se suma a una serie de movimientos internos que exponen el dilema central del radicalismo: cómo construir una identidad nacional clara frente a un oficialismo disruptivo y ante la ausencia de un proyecto electoral definido de cara a 2025.