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El trabajo de cuidado de familiares o del propio hogar, que generalmente es no remunerado y recae principalmente en las mujeres de la familia, empieza a tener un reconocimiento monetario, impulsado desde algunos sectores del Estado y abre el debate sobre cuánto representa para la actividad económica.
La dirección de Economía y Género del Ministerio de Economía intentó ponerle un número y llegó a la conclusión de que el trabajo no pago representa casi el 16% del PBI. La estimación, en ese momento a cargo de la economista Mercedes D'Alessandro marcó un 15,9% para el trabajo de cuidado, lo que lo convierte en la actividad con mayor participación en el PBI, por arriba del 13,2% de la industria y el 13% del comercio.
Sin el trabajo de cuidado, la radiografía habitual de las actividades económicas en la Argentina pone en primer lugar a la industria, con 15,7% del PBI y lo sigue comercio con 15,5%, mientras que los servicios inmobiliarios y empresariales cierran el podio, con un 11,7%.
"Todo el trabajo doméstico y de trabajo no remunerado es uno de los ejes para la recuperación. El 16% del PBI que representa se da por la gran escala que tiene esta tarea, en todos los hogares del país", detalló la sucesora de D'Alessandro, Sol Prieto. Hoy a cargo de la dirección de Economía y Género en el ministerio de Martín Guzmán, la socióloga aseguró que el Gobierno trabaja "en políticas para reducir el peso sobre las mujeres, redistribuir y revalorizar las tareas de cuidado".

Algunas de esas definiciones tiene que ver con "el reconocimiento de aportes a las trabajadoras como hizo la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses)", el plan nacional de infraestructura de cuidados del ministerio de Obras Públicas "que destina por primera vez una parte importante del presupuesto del Ministerio a espacios de cuidado para niños y personas adultas mayores", remarcó Prieto a la agencia Télam.
El uso del tiempo
La Argentina se encamina a tener una medición oficial del impacto del trabajo de cuidado. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dio los primeros pasos en las últimas semanas, con la presentación de los primeros resultados de la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo (ENUT), en la que destacó que nueve de cada 10 mujeres realizan tareas domésticas y la relación baja a menos de siete de cada 10 en los varones. En el cuidado de familiares dentro del hogar, esa tarea la cumplen el 94% de las mujeres y el 74% de los varones.
La encuesta del uso del tiempo no se actualizaba desde 2013. Después de los primeros resultados, el Indec prepara una segunda parte del informe para el segundo semestre que tendrá los datos más jugosos: cuántas horas le consume a cada género por día el trabajo de cuidado, una variable clave para cuantificar cuánto aporta a la economía y cómo compensarlo.
Con la ENUT se podrá calcular una cuenta satélite oficial sobre cuánto aporta el cuidado al PBI. "En una sociedad donde el tiempo es plata no hay nada más político y concreto que el uso del tiempo", detalló la subsecretaria de Políticas de Igualdad del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Lucía Cirmi.
Los datos de la encuesta de 2013 marcaban que el 88,9% de las mujeres participan de las tareas de cuidado y les dedicaban en promedio 6,4 horas diarias. Mientras tanto, solo el 57,9% de los varones participa en estos trabajos, a los que les dedican un promedio de 3,4 horas diarias. Las mujeres casi duplican el tiempo dedicado por día al trabajo del hogar.
La calculadora del cuidado
La dirección de Economía y Género puso en marcha además una "calculadora de cuidado", una herramienta "lúdica" que permite ver cuántas horas se destina al trabajo doméstico y cuánto valen esas horas, "para pensar en cómo redistribuir mejor las tareas", según destacó la funcionaria.
El promedio de 6,4 horas diarias destinado por las mujeres a las tareas de cuidado, según la calculadora equivale a 192 horas por mes, lo que implica que se destinan ocho días enteros en el mes al cuidado. En términos de la comparación con lo que representaría -según los precios de mercado- pagar por esos servicios de cuidado y limpieza, se acerca a los $ 50.000 mensuales.
Entre los factores que se tienen en cuenta para estimar ese monto, se incluyen tareas como ordenar y limpiar; lavar y planchar ropa; cuidar mascotas y plantas; ayudar con la tarea escolar; hacer compras o trámites; cuidar niños, adultos mayores, o personas enfermas o con discapacidades, y preparar la comida, entre otras.
Durante la pandemia, por otra parte, el trabajo en el hogar se incrementó y pasó a representar, en medio de la caída de otras actividades y el aumento del tiempo en casa, con clases y trabajo a distancia por el aislamiento obligatorio, un 21,8% del producto bruto según las estimaciones de D'Alessandro.
Primeras compensaciones
Con la medición del tiempo y el costo del cuidado, en los últimos meses empezaron a generarse algunas medidas de reconocimiento parcial: la Anses toma en cuenta un año de aportes por cada hijo (dos en el caso de adopción) para las mujeres que estén en edad de jubilarse pero no tengan los aportes, como compensación por el trabajo no remunerado de cuidado.
Otros organismos públicos empezaron a pagar reconocimientos por el impacto de esta actividad en las mujeres. Las trabajadoras del Programa de Atención Médica Integral (PAMI) empezaron a recibir desde este mes un plus salarial en concepto de "tareas de cuidado", una asignación adicional mensual de $ 6000. "Se trata de un acto de justicia que tiene como objetivo corregir desigualdades y brechas estructurales de género", señaló la directora de la obra social, Luana Volnovich, al anunciar la medida.

El partido de Hurlingham se anticipó y reconoció con una suma fija de $ 3000 a sus trabajadoras. "Cuando las mujeres terminan su jornada laboral, en realidad siguen trabajando. Por ejemplo, criando a los chicos, ocupándose de tareas de limpieza y mantenimiento de sus hogares, al tener familiares a cargo", explicó el intendente Damián Selci sobre la decisión.
Trabajo pago y no pago
Según los nuevos datos de uso del tiempo del Indec, en el mercado laboral -formal o informal- la tasa de ocupación es del 45,8% en general, y allí hay más participación de varones (55%) que de mujeres (36,9%). Pero la tortilla se da vuelta cuando se mira el trabajo no remunerado de cuidado: la tasa para las mujeres es del 91,6% mientras que para los varones marca 73,9%.
Incluso cuando se trata de trabajo voluntario para la comunidad, para instituciones sin fines de lucro y como apoyo para otros hogares, está feminizado: la participación de los varones representa dos tercios de la de las mujeres (8,9% para mujeres frente a 5,8% para varones).
"Es una herramienta para visibilizar el trabajo doméstico y no remunerado, que se realiza mayoritariamente por mujeres. Eso hace que las mujeres participen menos de la ocupación en el mercado de trabajo", evaluó Prieto.
Edades y nivel educativo
Entre los resultados resaltó que el nivel educativo impacta diferencialmente en el tiempo que le dedican a estas tareas. "Los varones, a mayor nivel educativo, más tiempo dedican a las tareas de cuidado y para las mujeres la relación es inversa", reza el informe.
"Cuando hay niños y niñas en el hogar, el cuidado aumenta para las mujeres mientras que en los varones se mantienen en los niveles de los que no tienen personas demandantes de cuidado a cargo".
En el trabajo no remunerado, la realización de tareas se incrementa con la edad: en el grupo de 14 a 29 años alcanza al 74,2%; en las edades centrales aumenta al 86,6%; y, finalmente, entre quienes tienen 65 años o más supera el 89%, según detalla la ENUT del Indec.
"Entre los 30 y 64 años, se registran los mayores niveles de participación en las tareas de cuidado (30,6%), actividad en la que participan en mayor medida las mujeres (37,7%), y que genera una sobrecarga para ellas, al superponer las responsabilidades domésticas y de cuidado con la participación en la ocupación", remarca la encuesta.
Un plan nacional de cuidado
Medir el tiempo y el aporte del cuidado es parte de un plan para contar con un "plan nacional de cuidado", que busca ser federal y atender la demanda de cuidado, sobre todo de las poblaciones más vulnerables que no tienen recursos para canalizarlo de forma privada, además de poner en valor el trabajo de los cuidadores.

Tener sistemas de cuidado apunta a cerrar la brecha de participación de las mujeres en la economía. El Gobierno apunta a que el cuidado se coordine con las empresas privadas. En los últimos meses, se reglamentó -después de casi 50 años- el artículo 179 de la ley de contrato de trabajo que garantiza las guarderías para establecimientos de hasta 100 empleados bajo, en las últimas semanas, se presentó en el Congreso desde el oficialismo un nuevo proyecto de ley para la ampliación de licencias por paternidad que apunta a ir igualando beneficios gradualmente y extiende el beneficio a monotributistas. De aprobarse, en la primera etapa las licencias por paternidad pasarían de dos a 15 días para los varones y estarían a cargo del Estado.
En el resto del mundo
Los datos de la Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal) en la región señalan que el aporte económico del trabajo no remunerado equivale a un 20% del PIB y las mujeres hacen un 70% de este aporte. Así lo detalla un análisis de 2021, "Valorización económica del trabajo no remunerado de los hogares", donde para la Argentina recoge la estimación de Economía de 21,8% del PBI. En los casos de Chile, El Salvador, Uruguay y Guatemala también retoma supuestos mientras que en Colombia, Costa Rica, Ecuador, México y Perú ya cuentan con cuentas satélite oficiales que realizan la medición.
En el plano internacional, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que el aporte del trabajo de cuida9oado es de 9% del PBI. El 20% promedio de América latina baja en los países europeos: en España asciende a un 10,3% del PIB, Francia 14,8%, Alemania 15,0%, mientras que en Oceanía vuelve a representar más actividad: en Nueva Zelanda un 20% y 26,8% en Australia.
En muchos países todavía faltan datos, lo que implica restricciones para avanzar en reducir las brechas de género. Según el Foro Económico Mundial, llevará más de 135,6 años -de acuerdo con la última medición, afectada por el retroceso en la pandemia- cerrar la brecha de género global. Pero cuando se mira la económica, es casi el doble: la igualdad en la participación y oportunidades demandará 267,6 años, por lo que hay que acelerar las medidas.














