El CEO y matemático movió el avispero en el Coloquio de IDEA. Invitado para uno de los paneles de apertura, Sebastián Ceria criticó a los que hablan mal de la Argentina cuando van al exterior. "Los primeros que tienen que ceder son los empresarios", dijo en Mar del Plata, en referencia al lema del encuentro: Ceder para Crecer).

Fue una crítica velada al expresidente Mauricio Macri, quien consideró desde su gira europea que la argentina es una democracia fracasada. Desde Qontigo, Ceria impulsa modelos matemáticos aplicados a las finanzas.

En el Coloquio dio un discurso optimista a futuro sobre la economía argentina. ¿En qué se basa?

Yo soy muy optimista sobre el futuro de nuestro país. Creo que tenemos que tener una política que incluya al Estado como parte de ese desarrollo económico y comercial. Ereo en ese círculo virtuoso entre lo privado y lo público. Entonces, en Fundar hacemos eso. Es un think tank de 50 personas. Nacimos durante la pandemia y hemos crecido en los últimos dos años. Y tenemos esa visión de mediano y largo plazo que nos permite un poco alejarnos de las vicisitudes políticas de hoy día, no tenemos que meternos necesariamente en el ruido pero tratamos de hacer cosas concretas.

Ceria, durante la apertura del Coloquio de Idea 58°Horacio Volpato

¿Rechaza la polarización extrema para concentrarse en las políticas públicas?

Sí, totalmente. Y tanto es así que acabamos de publicar un trabajo en GNL con representantes del gobierno y la oposición. Se pueden hacer cosas con gente que piensa distinto, cuando tenés una mirada pro-país a mediano y largo plazo. Es importante tratar de buscar esos consensos. Nosotros los buscamos a través de las políticas públicas.

Usted se fue de la Argentina con la hiperinflación. Ahora nuevamente tenemos una suba de precios alta. ¿Qué ve en perspectiva del país?

No hay que ser matemático para darse cuenta que económicamente nos ha ido mal. Pero eso no nos convierte en una sociedad fracasada en lo más mínimo. Tenemos nuestras cosas buenas y nuestras cosas malas. Estamos en un momento difícil en el mundo. Salimos de la pandemia, durante la cual el gobierno tuvo que hacer un esfuerzo increíble para sostener la economía. Ahora estamos en una etapa de crecimiento y nos estamos encontrando otra vez con la presión externa: faltan dólares. Lamentablemente heredamos una situación de deuda muy mala. Tanto con los privados como con el FMI. Y obviamente la inflación es un gravísimo problema.

¿Por qué es optimista entonces?

Si logramos ordenar la macro, y creo que va a ser posible, todo va ir avanzando porque el mundo está necesitando hoy las cosas que tenemos, producimos o podemos producir. Tenemos gran capacidad de captar inversiones y cambiar de manera radical, en relación a la energía, lo que exportamos. Lo que nos va a servir para superar esta restricción externa que siempre ha sido un ancla para nosotros.

¿Considera que en el mediano plazo se podrá superar la restricción externa?

Claramente. Creo que si pensamos en 10 o 15 años, seguro que vamos a estar afuera de esa restricción, con el potencial enorme que tiene Vaca Muerta, el litio, la economía del conocimiento, el complejo agro-exportador, nuestra industria de alimentos, el crecimiento automotriz. Tenemos muchísimos casos de éxitos y lamentablemente tendemos a focalizarnos en los casos negativos. Si logramos presentar al mundo una idea concreta de inversión, van a venir a la Argentina porque nos necesitan. Y cuando salimos al exterior, tenemos que ser buenos embajadores de nuestro país.

¿Por qué cuesta tanto lograr los acuerdos interpartidarios que tanto se pregonan y con tan buena prensa?

Claramente la idea del consenso es central. Y parte de la idea del diálogo. Pero hay que ser un participante activo del diálogo. No necesariamente para pedir cosas. Sino para "ceder para crecer", tengo que ceder para crecer en el mediano y largo plazo, dejar de lado los extremos ideológicos y propiciar políticas de Estado para crecer. Creo que esa es la posición que tenemos que tener todos.

¿Cómo fue su historia desde que se recibió de matemático en la UBA?

La Universidad de Buenos Aires fue una experiencia increíble. La formación que recibí, el agradecimiento que le tengo, es eterno. Después me fui a la Universidad Carnegie Mellon. Hice el doctorado y me ofrecieron trabajo en Columbia, en la Escuela de Negocios, para seguir con mi formación. Me hice profesor, hasta que me picó esta idea de emprendedurismo y fundé una empresa que hacía modelos matemáticos aplicados a las finanzas.

¿La empresa Axioma que después vendió?

Se llamaba Axioma. Creció muchísimo, hasta que se la vendí a la Bolsa alemana de Fráncfort. Y ellos me pidieron que me quedara y la fusionáramos con una empresa que ellos tenían, que es la que elabora los índices de las bolsas europeas más importantes. Se llama Stocks. Con mi compañía y con Stocks formamos una nueva que se llama Qontigo. Y soy el CEO.

Vive hace casi 25 años fuera de la Argentina. ¿Por qué no perdió el apego o el interés por este país?

Nunca perdí para nada, ni el contacto ni el amor por el país. Siempre conservo un enorme agradecimiento por todo lo que me pasó acá. Porque mis amigos viven acá, mi madre vive acá, mis primos viven acá. Y bueno, tengo a Racing, que lo tengo en el corazón. No lo tengo tatuado porque no me gustan los tatuajes.