La reunión detonó todo tipo de reacciones, incluso con consecuencias legales. Rodeada de “caras nuevas”, Cristina Kirchner intentó encolumnar el debate económico detrás de un plan todavía incipiente, pero que aspira a convertirse en la plataforma de un consenso más amplio de cara a 2027. No solo busca ordenar la interna: apunta también a construir una alianza mayor que le dé sustento a una propuesta nacional alternativa a Javier Milei frente al agotamiento que atraviesa el espacio peronista.

“No es la foto… es la Economía estúpido”, lanzó dos días después la exmandataria, cuando la Justicia endureció las restricciones para recibir visitas. En un peronismo que hace tiempo compara el departamento de San José con el Gaspar Campos del siglo XXI, la nueva regla implica resignar las reuniones colectivas que habían proliferado sin objeciones. Esa limitación agrega un elemento político adicional: filtra y restringe quién entra a la cocina del plan.

El interrogante central es qué propone ese documento económico que Cristina presentó como eje de un “modelo de crecimiento productivo y federal para el nuevo siglo”. Y por qué, pese al largo proceso de elaboración, su camino recién empieza.

Antes de quedar detenida y ya al frente del PJ, la expresidenta encargó a las comisiones partidarias un diagnóstico y propuestas rumbo a 2027. El objetivo, coinciden en el espacio, es tejer una opción consistente para un electorado que no encuentra en Javier Milei su respuesta, pero tampoco reconoce una oferta clara del peronismo. Ese vacío, insisten, fue determinante en la derrota de octubre.

Las interpretaciones sobre el traspié electoral son diversas, pero comparten un punto: el peronismo ya no puede presentarse solo como “bombero” en tiempos de crisis. “Nadie quiere ver a los bomberos porque nadie quiere verse envuelto en un incendio. Hay que pensarse desde otro lugar: no basta con solo decir que todo va a explotar”, señaló una referente en diálogo con El Cronista.

En lo económico, la responsabilidad recayó en el diputado salteño Emiliano Estrada, economista y secretario de Economía del PJ y Martín Pollera, exsecretario de Comercio y asesor en el gobierno bonaerense, como coordinador. Detrás suyo trabajan más de 80 técnicos del espacio: La Cámpora, el peronismo de las provincias, exponentes del kirchnerismo, del gobernador Axel Kicillof, el sector de Juan Grabois, Roberto Feletti, cuadros vinculados al Movimiento Evita y referentes cercanos a Matías Kulfas, entre otros.

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La foto del encuentro con Cristina mostró un recambio generacional con cuadros técnicos que tuvieron responsabilidades de gestión en segundas y terceras líneas. Al mismo tiempo, en los meses de trabajo previos, se había ampliado el intercambio a experiencias en los distintos niveles federales de toda la Argentina.

Así, además de Estrada y Pollera aparecieron Anastasia Daicich, exsubsecretaria en Comercio y de Industria; Jorge Carrera, exvice del BCRA investigador del Conicet; Valentina Castro, economista y docente en la UNLP; Mercedes D’Alessandro, exdirectora de Economía y Género y cofundadora de Economía Femini(s)ta; Juan Pablo Futten, exasesor del Senado y docente en la UBA; Fernando Ausas, exfuncionario de la Auditoría porteña y Pablo Manzanelli, del centro de estudios Cifra y docente de la UNQ.

Del primer encuentro, en mayo, surgió un esquema de subcomisiones dedicadas a macroeconomía, inserción internacional, energía y minería, producción y empleo, sistema financiero y deuda con el FMI. La sorpresa general fue la velocidad con la que se alcanzaron acuerdos. “El 80 al 90% está de acuerdo en el peronismo con cuál debe ser el modelo. Subsisten diferencias sobre las respuestas, pero se alcanzó un consenso mucho mayor a lo que muestran los medios”, contó uno de los economistas.

Otro integrante de la mesa dio un ejemplo claro: el FMI. “Hay quienes creen que se trata de pagar o no, pero también otros que se diferencian en cómo debe plantearse esa discusión, si debe hacerse en soledad o conformando un club de deudores. Porque ahora que entró EE.UU. todo cambió”.

Ese ingreso de Washington, convertido en un actor más visible desde la irrupción de Scott Bessent con sus tuits, es una de las razones que llevó a revisar el documento. La síntesis de 40 páginas y el informe completo de 350, entregados a Cristina en julio, fueron realizados previo al 26 de octubre. La derrota en la provincia de Buenos Aires y el nuevo rol norteamericano volvieron parte del análisis insuficiente.

El Plan Económico del peronismo para 2027: puntos principales en debate

Para la reunión en San José, Cristina había incorporado anotaciones y preguntas escritas de su puño y letra. Según los participantes, hay dos asuntos que hoy la desvelan: el peso de la deuda y el equilibrio fiscal. Y, vinculado a ambos, la cuestión de la matriz productiva del siglo XXI que permita un desarrollo federal.

“Nadie quiere entrar en default. Pero tenemos que considerar cuál va a ser el estado de la Argentina en 2027, con más de u$s 60.000 millones de deuda. El escenario va a ser mucho peor al que proyectamos en este dossier”, reconoció uno de los referentes del trabajo. Esa proyección más cruda es la que obliga a revisar cada capítulo del documento.

Sobre la deuda, Cristina insistió en que la única salida viable es un gran acuerdo nacional que supere al peronismo. La idea tiene eco en dirigentes del interior cansados del “ambacentrismo y sus internas”. Milei intenta explotar ese fastidio, pero la conducción del PJ apuesta a desactivarlo con señales de escuchar y canalizar esas inquietudes antes de que se conviertan en fisuras más profundas.

El documento pone el foco también en la estructura productiva, profundamente desigual: cinco provincias concentran más del 70% de los establecimientos industriales. Esa concentración, señalan, impide cualquier aspiración real de desarrollo federal. La discusión sobre el tipo de cambio aparece como otro nudo: “Necesitamos un tipo de cambio que sea competitivo… pero un plan atado a la devaluación no funciona porque el impacto se traslada directamente a los precios, ya lo vimos”, resumieron técnicos del equipo.

El modelo toma como referencia a China, India y Corea del Sur: países que definieron su núcleo productivo y luego ajustaron la macro en función de ese objetivo. “Es la inversa de lo que hace hoy Milei. El Gobierno fijó cuál es la macro y el que no aguanta, se cae”, remarcan.

El salto de productividad, plantean, debe surgir de una “mirada peronista” donde confluyan capital y trabajo. “Ni marxista ni desarrollista”, advierten. Y debe considerar las grandes tendencias globales: cambio climático, transición energética, revolución tecnológica y multipolaridad con el ascenso de los BRICS.

El documento identifica sectores con potencial estratégico: agroindustria y ganadería de precisión; complejos oleaginosos para producir harinas proteicas; industrialización inteligente desde la metalmecánica como proveedor de bienes de capital energéticos; y la petroquímica vinculada a Vaca Muerta, capaz de escalar actividades paralelas como la producción de urea.

La segunda preocupación de Cristina, el equilibrio fiscal, atraviesa toda la discusión. “Necesitamos el equilibrio fiscal, nadie lo niega, pero si tirás la economía para atrás, a una recesión, se cae la recaudación. Es la disyuntiva de la motosierra”, graficó un asesor. Dentro del abanico de ideas, se baraja la idea de avanzar a una simplificación tributaria que mejore la capacidad recaudatoria de los municipios a partir de la unificación de bases de datos y que permita determinar qué impuestos se pueden eliminar. Hay, en este sentido, siempre una lupa colocada sobre los “privilegios” de algunos sectores, que ya habían sido mencionados en la famosa separata que Sergio Massa presentó en 2023 y que no se discutió.

El peronismo habla de 3,42% que se reparte entre impuestos (2,95%) y regímenes promocionales (0,47%) sujeto a revisión. Si bien nadie duda en ese debate que el Estado debe jugar un rol central para encauzar ese desarrollo -habla de recuperar el foco sobre la obra pública estratégica porque ningún país se puso de pie sin un modelo de infraestructura propio- se muestran convencidos que se debe reorientar la dirección de la economía sobre la base de un norte productivo pragmático.

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¿Cuáles son los siguientes pasos del plan económico? “Desde un primer momento, la orden de Cristina fue que el plan que se elabore debía ser amplio y reunir el mayor consenso posible. Por eso esto no es un documento cerrado, todo lo contrario, se va a seguir debatiendo. Es una hoja de ruta y ahora empieza la próxima etapa”, sostuvo uno de sus responsables.

Un día después de la reunión en San José, una delegación de la comisión de Economía participó de la reunión con las autoridades partidarias en la sede de Matheu para presentárselos a quienes ocupan las vicepresidencias: el senador José Mayans, la senadora Lucía Corpacci, la intendenta Mariel Fernández y el dirigente gremial Ricardo Pignanneli. Al jefe de bloque en Diputados, Germán Martínez, también se lo hicieron llegar.

Una vez que se incluyan los apuntes y se publique, el plan del peronismo volverá a recorrer todo el país para recoger las opiniones de grandes empresarios, universidades, sectores PyME, el campo y demás, con la meta de ampliar todavía más su transversalidad. Mientas tanto, otras comisiones trabajan con la misma intensidad en ultimar los otros capítulos del plan que pretender ser una propuesta de país distinta al actual Gobierno nacional, cuando se dé la pelea por sucesión presidencial.