Durante las últimas semanas, sectores opositores criticaron la estrategia de vacunación del Gobierno, que privilegió llegar a más personas con la primera dosis de la vacuna contra el coronavirus, a riesgo de que sean menos las que reciben el esquema completo.
Hoy, la Universidad de Oxford publicó un estudio en el que analiza la efectividad de las segunda y tercera dosis contra el Covid-19 si se aplican con un tiempo más prolongado del recomendado originalmente.
Según publica la universidad, un retraso de hasta 45 semanas en la aplicación de la segunda dosis "conduce a una mayor respuesta inmune". En esa línea, una tercera dosis seis meses después de la tercera provoca un "aumento sustancial de anticuerpos e induce un fuerte impulso a la respuesta inmune contra el SARS-CoV-2, incluidas las variantes". Es decir, la aplicación retrasada de la vacuna de Oxford-AstraZeneca aumenta la repuesta inmune al virus.
En la publicación se reconoce que la escasez de vacunas "está causando preocupación en algunos países sobre la inmunidad comprometida". Sin embargo, aseguran que los resultados obtenidos indican que los anticuerpos aumentaron luego de una segunda dosis demorada.
Andrew Pollard, profesor de Infección e Inmunidad Pediátricas e Investigador Principal del ensayo de la vacuna, consideró que esta noticia "debería ser tranquilizadora para los países con menor suministro de la vacuna que puedan estar preocupados por los retrasos en el suministro. Hay una excelente respuesta a una segunda dosis, incluso después de un retraso de 10 meses desde la primera".
En la Argentina, ante la escasez de vacunas, se ha adoptado una estrategia de aplicar más primeras que segundas dosis, para que más personas estén protegidas. De este modo, el 35% de la población recibió al menos una dosis, pero de ellos, solo uno de cada cuatro recibió la segunda.
El problema actual de este camino son las nuevas variantes del virus que se registran en el mundo. La Delta, que se expandió en Reino Unido, muestra un alto nivel de contagio, lo que hizo que vuelvan a subir los casos incluso con un alto nivel de inmunización: el 65% de la población recibió al menos una dosis. En esos casos, los estudios indican que es necesaria la segunda dosis para reducir los casos graves de Covid-19.
De vuelta en el estudio, también se analizó la posibilidad de una tercera dosis de refuerzo, posibilidad que comenzó a barajarse justamente por la llegada de nuevas variantes. En este sentido, los investigadores aseguraron que los anticuerpos aumentaron "significativamente".
Teresa Lambe, autora principal de los estudios, asegura que una tercera dosis "se tolera bien y aumenta significativamente la respuesta de anticuerpos. Esta es una noticia muy alentadora si descubrimos que se necesita una tercera dosis".
Sobre los efectos secundarios de la vacunación, el estudio asegura que son menores luego de las segundas y terceras dosis que de la primera.