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Una nueva encuesta dirigida a jóvenes de entre 16 y 30 años revela un clima político atravesado por la desconfianza, el desencanto y una identidad en disputa.
Aunque la mayoría declara cierto interés por la política —más del 66% afirma que le interesa “algo” o “mucho”—, ese interés convive con una sensación dominante de frustración: el 77% dice que la política le genera sentimientos negativos.
La investigación, realizada por Zuban Córdoba y el Observatorio de Opinión Pública de la UNVM, muestra un cambio claro respecto de estudios previos. Instituciones, partidos y colectivos antes influyentes en el universo juvenil perdieron legitimidad. Los partidos políticos aparecen entre los actores peor valorados: el 79% cree que “sólo buscan sus propios intereses” y el 78% opina que “no tienen en cuenta la opinión de todos los ciudadanos”.
Incluso organizaciones que habían sido centrales en la socialización política de la última década —como los feminismos o los colectivos LGBT+— muestran altos niveles de desconfianza, por encima del 60%.
Sin embargo, esta erosión de referentes no implica una derechización ni un corrimiento hacia posiciones conservadoras. El estudio confirma que, lejos de rechazar el rol estatal como pregona el modelo liberal de Milei y LLA y la mayoría sostiene convicciones vinculadas a la protección social. En ese sentido, el 83% está de acuerdo con que el Estado debe garantizar educación y salud, el 68% con que debe proteger a los más vulnerables, y más del 50% respalda regulaciones en áreas como alquileres o transporte.
La presencia del Estado, entonces, mantiene legitimidad incluso entre quienes expresan cansancio con la política institucional.
Esta tensión también se observa en la identidad ideológica. La autoubicación en el eje izquierda-derecha se dispersa, con una concentración leve en el centro y centroizquierda, pero con un dato clave: el 21,3% no sabe dónde ubicarse políticamente.
En cuanto a definiciones políticas, la categoría “no sabe” vuelve a ocupar un rol destacado (21,9%), superando a corrientes históricas como el progresismo, el liberalismo o el conservadurismo.La relación con la democracia también muestra matices. Aunque el 73,7% sostiene que la democracia es preferible a cualquier forma autoritaria, casi la mitad cree que funciona mal en Argentina, y un 36% considera que el sistema democrático no favorece una distribución equitativa de la riqueza.
La expectativa de eficacia parece ser un punto de quiebre en la valoración institucional.
Respecto del presente, la mirada sobre el gobierno de Javier Milei también aparece dividida: el 45% cree que el país va en la dirección incorrecta y el 38% dice que su situación económica personal empeoró desde el cambio de gestión.
Aun así, un 42,5% afirma que el presidente hizo lo que esperaba, señal de que el vínculo entre expectativas y evaluación es más complejo que la mera aprobación o rechazo.
Uno de los datos más elocuentes sobre la distancia con la política es la respuesta a la pregunta por el espacio que “más piensa en los jóvenes”: el 34,6% responde “nadie”. Y cuando se les consulta por el principal problema que los afecta, la situación económica y el trabajo concentran las menciones más altas, muy por encima de otras preocupaciones.
Ficha técnica
Población objeto de estudio: Población general entre 16 y 30 años
Afijación: Proporcional.
Segmentos de ponderación: Género, edad y zona.
Instrumento de recolección de información: Cuestionario estructurado.
Técnica de recolección de información: Mixto: 30% Mailing y 70% CAWI
Trabajo de campo: del 29 de agosto al 5 de septiembre de 2025.
Tamaño de la muestra: 500 casos.
Error de muestreo: +/- 4.38%
Nivel de confianza:95%