¿Por qué Javier Milei decidió postear en sus redes una foto de Patricia Bullrich compartiendo un austero desayuno en el comedor privado de los presidentes? Claramente quiso dar un mensaje. ¿Pero cuál?
Para muchos fue la prueba contundente de que el Presidente le ofrecía a la ministra de Seguridad la candidatura a senadora nacional por la Ciudad de Buenos Aires, lo que supone -en principio- una aceptación de un cargo que no le interesa a la funcionaria. Pero otras cuestiones son, a esta altura las cosas, mucho más importantes. "Para octubre falta mucho", le dijo a El Cronista.
Sucede que la cúpula del Gobierno comprendió la importancia de tener un operador propio en el Senado, donde las negociaciones se manejaron siempre desde afuera, con los equipos de Guillermo Francos y de Santiago Caputo. Los intentos del experimentado salteño Juan Carlos Romero por hacerse de ese lugar fracasaron siempre.
Y la política en la Cámara alta nunca encontró un interlocutor: por distintas razones, ni Victoria Villarruel ni Bartolomé Abdala (viceprimero del Senado), tampoco Ezequiel Atauche (presidente del bloque LLA) tuvieron el respaldo de Casa Rosada.
"El Gobierno está a la espera de la victoria en las elecciones de medio término y no tiene estrategia para llegar a octubre. Transmite que serán meses muy difíciles, pero no hace nada para tramitar el mientras tanto", comentó un senador de experiencia, uno de los tantos que no tiene en claro si está en el oficialismo o en la oposición.
La figura de Patricia, piensan en su entorno, sería para suplir ese vacío o -como dicen- "para tener una espada en estos meses de ambigüedad".
De hecho, la ministra le aseguró a su equipo que la conversación habría ido por el diseño de una estrategia política viable para los próximos meses. Hubo acuerdo en que lo más importante es evitar que se bloqueen los vetos, o sea, que se hace imprescindible negociar. Cumplir y negociar. Porque el grave problema que tuvieron hasta aquí los negociadores es que las necesidades del déficit fiscal cero impidieron que las promesas a los gobernadores se hagan realidad.
Son tantos y tan profundos los cambios, que ningún embate podrá frenarlos.
— Patricia Bullrich (@PatoBullrich) July 13, 2025
Con Javier defendemos ese rumbo frente a los de siempre, que quieren romper todo con tal de volver al poder.
Nuestra respuesta para los argentinos de bien: más transformaciones, más libertad, más... https://t.co/V1x6xcabh1
"Hay un claro desplazamiento de Caputo de la discusión política frente a Milei", se ilusionan los bullrichistas, que ven en el joven asesor un intento permanente de quedarse con Seguridad. Y se preocupan por Karina. "No creemos que le caiga muy bien un avance de Patricia en la estrategia política de Milei", dicen.
En el edificio de la calle Gelly y Obes ven dos mundos paralelos, el de la campaña y el de la gestión, que colisionan por las estrategias distintas que necesitan. Quizás por eso, Milei le pidió a Bullrich que salga a defender al Gobierno aún en áreas que no le competen, cosa que viene haciendo sin pedirle permiso a nadie. Digamos todo.
Las masitas
Lo de las masitas es otro capítulo. La ministra se dio cuenta de la afición por los dulces del presidente y le llevó unas masitas secas para un encuentro en Olivos. Tanto le gustaron unas en particular, que se las llevó cada vez que desayunaron (a las 10 de la mañana, una vez cada 15 días), casi como una madre.
En la soledad de un domingo por la mañana en la Residencia Presidencial despunta -muy tímido- un nuevo diseño del Gobierno. Si Bullrich tendrá el espacio que le promete Milei o no en la estrategia política, está por verse.
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