Con un volumen diario de exportaciones en torno a las 500.000 toneladas de soja, por el fin de la rebaja de retenciones, junio se prepara para alcanzar un récord histórico con un alza del 100% en la liquidación de divisas de los principales cultivos. Sin señales oficiales de postergación por parte de las autoridades nacionales y sin contacto público entre la cúpula de la Mesa de Enlace y el Gobierno, a partir del 1 de julio cuando las retenciones suban del 26,5% actual al 33%, los productores pasarán de percibir el equivalente a u$s 330 por tonelada a u$s 280. Frente a esto, pronósticos optimistas pero moderados estiman que el ingreso de divisas podría alcanzar los u$s 3500 millones, una cifra que supera ampliamente los u$s 3054 millones de mayo, en el inicio de la cosecha, y se coloca en línea con el principal registro de la historia: u$s 3815 millones de junio de 2022. Sin embargo, los buenos resultados de la campaña, alentados por rendimientos que superan todas las proyecciones, invitan a recalcular. Si se sostiene el ritmo de las últimas jornadas, el agro puede inyectar hasta u$s 6500 millones, un resultado que "romperá el marcador", aseguran consultores privados. El último Reporte del Mercado de Granos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) destacó que "se acelera la comercialización de soja ante la inminente suba de retenciones el 30 de junio (30J), alcanzando máximos semanales de la campaña". La anticipación también se refleja en las declaraciones juradas de ventas al exterior (DJVE) del complejo, con crecientes registros para embarques post-30J. Aunque por demás positivo para que el equipo que lidera Luis Caputo logre fortalecer las reservas del Banco Central (BCRA) y cumpla con una de las principales exigencias con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el número genera incertidumbre en el sector por la "brutal" desaceleración que se va a generar en julio y su efecto en el mercado de divisas. "Volver a subir retenciones no es negocio para el equipo económico", explicó un productor a El Cronista y aseguró que el efecto económico es "ínfimo" mientras que el costo político es "altísimo" ya que en el tejido rural "hay mucho malestar" por falta de rentabilidad. Además, el planteo descansa en que una vez canceladas los compromisos con lo que se vende hasta junio, "el productor tiene espaldas para aguantar hasta diciembre, mientras que el Gobierno necesita brotes verdes". Por eso, frente al hermetismo en la cúpula rural y la ausencia de pedidos que insistan con la eliminación de retenciones o, al menos, para que el alivio temporal se haga definitivo, eslabones de menor jerarquía en la cadena agrícola no descartan que exista un pacto entre los líderes del sector privado con el Gobierno. Desde que el Presidente, Javier Milei, advirtió a mediados de abril que en julio volverán a subir las retenciones, se generó un clima de "amenaza" que retrotrajo a los actores del campo "a otras épocas de la política que pensábamos que habían quedado atrás", expresó el presidente de Carbap, Ignacio Kovarsky. Sin embargo, en consecuencia, las ventas se dispararon en junio. Aun así, distintas fuentes coinciden en que "no volverán a subir las retenciones" y justificaron la expresión de deseo en la necesidad de dólares de Economía. Un dirigente de larga trayectoria en el ámbito oleaginoso, explicó que la continuidad de la medida puede generar confianza respecto al objetivo fiscal que "es prioritario para (Luis) Caputo" y bajar la expectativa de eliminar retenciones a cambio de un "envión" de apoyo de cara a octubre; "se aseguran el voto, principalmente en el interior del país", señaló.