Cada vez más, imponer una narrativa influye en el efecto de un resultado electoral. Puede decirse que el éxito o fracaso se mide por la cantidad y porcentaje de votos. Generalmente ha sido así en la historia y costumbre argentinas, al ser un país presidencialista. Una segunda interpretación es medirla por la cantidad de integrantes del cuerpo legislativo obtenidos, ya sean senadores, diputados, cargos provinciales o concejales. Quien obtiene más de ellos es el que gana, más allá del porcentaje. No ha sido hasta ahora la interpretación predominante, porque se corresponde a lossistemas políticos parlamentarios. Ahora se intenta imponer una tercera interpretación. Es medir el éxito o el fracaso por la cantidad de legisladores o votos que se han obtenido sobre la última elección. Es decir, si hace dos años atrás obtuve uno y ahora tres, es un triunfo electoral, más allá del número nacional. Esta tercera narrativa es la que ha intentado imponer el mileísmo sin demasiado éxito en la decena deelecciones provincialesque se han realizado en los últimos meses. La decisión adoptada hasta ahora de suspender las negociaciones entre La Libertad Avanza y otras fuerzas políticas en el resto del país ratifica que se va por esta tercera interpretación. Tomando como ejemplo la elección de legisladores provinciales y concejales que tendrá lugar el 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires, el triunfo o la derrota no se mediría por el porcentaje provincial ni por los legisladores o concejales obtenidos, sino por el incremento que obtenga una nueva fuerza, como La Libertad Avanza. Es decir, si duplica o triplica sus votos respecto a 2023, al margen de las dos primeras interpretaciones. El peronismo bonaerense el 9 de julio cerrará una alianza de aproximadamente diecisiete partidos. La gran mayoría de ellos son fuerzas menores en términos de votos. La suma de todos podría representar uno o dos puntos, pero como decían los viejos punteros, la elección se gana por un voto. Ellos manejaban la primera de las tres interpretaciones. En las últimas elecciones bonaerenses, ganar o perder se definió también por esta primera narrativa. En 2013 Sergio Massa le ganó al candidato de Cristina Kirchner (Martín Insaurralde) por cantidad de votos en cuanto al efecto. María Eugenia Vidal también se impuso por votos en el efecto en 2015 y también sucedió lo mismo con la lista que encabezaba Esteban Bullrich en 2017. Pero en este caso la diferencia fue mínima. La lista de Bullrich se impuso sobre la de Cristina por menos de un punto y este es un ejemplo de cómo juegan los frentes y las alianzas. La lista del peronismo disidente que encabezó entonces Florencio Randazzo obtuvo seis puntos. ¿Qué hubiera pasado si estos votos se hubiesen mantenido dentro del caudal del peronismo? Entonces Cristina hubiese ganado. Pero esta interpretación "contrafáctica" no es la que normalmente se impone. Hasta acá surge que en las elecciones de 2013, 2015 y 2017 ganó la provincia quien se impuso en la elección nacional, pero esto no fue así en las últimas dos, ya que el candidato de Alberto Fernández, ya sea en la legislativa de 2021 o la presidencial de 2023, perdió. En La Libertad Avanza parece haberse impuesto la estrategia de concurrir a elecciones sin alianzas tanto en el ámbito provincial como en el nacional. Habrá alguna excepción, pero sobre veinticuatro distritos no pasarán de dos o tres. La razón de esta estrategia es que lo que está en juego es la consolidación de una fuerza política nacional por parte del oficialismo que cambie la estructura de partidos en la Argentina. En esta visión, la desaparición de Mauricio Macri como el líder político de la centroderecha y la absorción por parte de Javier Milei de los votos, concejales y legisladores del PRO, pasa a ser el objetivo prioritario. Pasa a ser más importante si La Libertad Avanza saca dos o tres puntos menos, pero se consolida como oposición al peronismo, que si gana articulando una alianza que contenga otras fuerzas. Este ha sido un tema de intensa discusión en el entorno del presidente en las últimas semanas y se impuso finalmente la tesis de su hermana Karina: la prioridad es la constitución, articulación y extensión de La Libertad Avanza. Pero el concepto se desarrollará con cierta generosidad. Figuras destacadas del PRO bonaerense, como Cristian Ritondo y Diego Santilli, irían en la lista de La Libertad Avanza si aceptan que la sigla sea únicamente LLA y renuncian a una identidad en el marco del PRO. Es una apuesta peligrosa porque sacar menos votos, aunque con ello se consolide indiscutiblemente como la segunda fuerza, tiene sus riesgos. Pero la trayectoria de Milei muestra que es un político que hasta ahora ha ganado los riesgos que ha tomado. Las elecciones mostrarán si esto continúa siendo así.