En marzo pero de 1989, el gobierno de Raúl Alfonsín, transitaba su sexto año de mandato. Faltaba poco para las elecciones anticipadas y la inflación se había adueñado, otra vez, de la tapa de los diarios y de los ingresos de los argentinos. Para dar un golpe de timón al desgastado Plan Primavera, el Presidente cambió a su ministro de Economía. El técnico Juan Vital Sourrouille dejó el cargo y fue reemplazado por un hombre de raza política: Juan Carlos Pugliese, ex presidente de la Cámara de Diputados. El flamante ministro de ese entonces dijo una frase que quedó en la historia: "Les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo", dijo Pugliese luego de no convencer a los mercados con su discurso en cadena nacional. Casi 36 años después la Argentina es muy diferente a 1989 y el gobierno de Javier Milei es casi lo opuesto al de Alfonsín. Sin embargo, luego de la entrevista que Luis 'Toto' Caputo brindó en A24 con Antonio Laje, muchos recordaron a Pugliese. El ministro garantizó que no habrá un salto devaluatorio en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El propio Caputo reconoció que no se sabe la cifra extra que debería llegar como capital fresco al margen de la renegociación del millonario crédito vigente por u$s 44.000 millones con el organismo multilateral. Ese monto de dinero fresco aún "no está definido" ya que es una decisión del "directorio del Fondo", dijo el funcionario y reprodujo Reuters. Caputo rechazó cualquier posible salto devaluatorio y dijo que la política cambiaria que se coordine con el FMI "no va a afectar a la gente (...) Lo importante no es si se flota o no (en lo cambiario), sino hacerlo en las condiciones correctas porque si no, te va a ir mal". Sin embargo, al no decir el monto del acuerdo, el mercado volvió a responder con el bolsillo. Así, el dólar blue subió $ 30 (+2,4%) ayer hasta los $1285 para la venta, luego de subir otros $ 15 el lunes pasado y $ 25 durante la semana anterior. De esta forma, la brecha con el oficial se ubicó en el 20,2%. Los bonos cayeron y por ende subió el riesgo país. La bolsa también sufrió. Una muestra fue que del panel principal bajaron todas las acciones, encabezadas por Transener con una caída de 6,87%, menos la de Aluar, que subió 1,8%. Por su parte, en Estados Unidos, las acciones de empresas argentinas (ADRs) también terminaron en baja. Si bien en el Gobierno estiman que lo que sucedió en los mercados está también atado a la volatilidad mundial, lo cierto es que la Argentina está sufriendo los embates con mayor dureza que otros países emergentes. La Argentina no es la de 1989, tampoco es la que dejó Alberto Fernández, pero los mercados piden precisiones.