

Mauricio Macri y su mesa chica saben que si el peronismo tuviese la facultad de superar sus diferencias internas la elección del 2019 estaría en riesgo; Si todo ese voto anti Macrista con algo de ADN peronista confluyera en un candidato fuerte de la oposición, la reelección del ingeniero estaría amenazada. “Divide y reinaras era una de las máximas de Nicolás Maquiavelo, pero las democracias modernas trajeron la figura del “ballotage para que, entre otras cosas, esas diferencias de la oposición no terminen entronando a un presidente sin el consenso mínimo para manejar los destinos de una Nación.
La estrategia de Macri y Duran Barba es polarizar con Cristina, saben que en un ballotage tienen muchas más posibilidades de ganarle a una candidata que, aunque tenga una base electoral muy fuerte, encuentra en el techo y en la imagen negativa la principal dificultad para ganar un mano a mano. Por eso a Macri le conviene llegar con Cristina al ballotage. Al establishment esta idea le parece demasiado riesgosa, no sea cosa que, con tal de salvarse, el Ingeniero deje abierta la posibilidad a Cristina de volver, con bronca, ira y radicalizada luego de haber bajado al ostracismo.
El gobierno está estudiando la forma de suspender las PASO (primarias abiertas y obligatorias), la excusa es ahorrarse 6.000 millones de pesos, pero el verdadero motivo de la decisión es terminar con una herramienta que podría servirle al PJ no kichnerista a definir un candidato de consenso. De hecho, la candidatura de Macri en 2015 surgió de una PASO con Ernesto Saenz y Elisa Carrio, que fueron a perder y resultaron tremendamente funcionales a Macri para consolidar su candidatura dentro de Cambiemos.
La estrategia del Cristina, en este contexto judicial, es jugar a fondo y que al gobierno le vaya mal cuanto antes posible, que vuele todo por el aire, que la gente se acuerde que con ella estaba mejor, recluirse en su base electoral fuerte y tratar de comerle votos al peronismo no k que ante una hecatombe quedaría deslucido por tibio.
La estrategia del peronismo no kichnerista, donde están Sergio Massa compartiendo espacio con gobernadores como Juan Manuel Urtubey de Salta, Sergio Uñak de San Juan y Juan Schiaretti de Córdoba, entre otros, es acompañar al gobierno hasta diciembre, pero apostar que se le complique la gobernabilidad durante todo el 2019, no quieren quedar como los culpables del desastre porque intentan comer votos en el electorado que apoyo a cambiemos y esta desilusionado, ese electorado que se cansó de Macri pero que jamás votaría por Cristina. Aquí también esta Eduardo Duhalde revoloteando y proponiendo a Roberto Lavagna como el gran candidato, aunque en el caso de Duhalde son más las ganas de armar que la capacidad de construcción, ya no tiene la sarten por el mango en el PJ. La dificultad de este espacio está en encontrar la forma de posicionar un candidato que concentre todo ese espectro.
Las estrategias de todos los espacios están condicionadas por lo que puede hacer la justicia, la situación de Cristina Fernández de Kirchner es cada vez más delicada, pero el peronismo y el oficialismo ya han definido que no le sacaran los fueros hasta que no haya una sentencia, como mínimo, de segunda instancia. El punto es que las causas que pueden llevar a Cristina a la cárcel van tomando vida propia y la presión social podría condicionar la votación por los fueros en el congreso.










