La política exterior argentina se encuentra transitando un capítulo que merece particular ponderación. Por primera vez en la historia diplomática del país los principales Ministros de Relaciones Exteriores de las potencias más relevantes y que representan el 75% del comercio internacional y el 90% del rendimiento económico del mundo, han estado al mismo tiempo en Buenos Aires en una reunión de trabajo.
La Cumbre de Cancilleres del G20, que se celebró en el Palacio San Martín con presencia inaugural del Presidente de la Nación, muestra una participación activa de Argentina en los asuntos internacionales con una inusual vocación de ser actor en la primera línea de los asuntos globales. El momento no pudo haber sido más trascendente ante la delicada atmósfera que atraviesa la gobernanza del planeta por la puja geopolítica entre las principales potencias y el agravamiento de conflictos en diversas regiones. También por la crisis que atraviesan muchos órganos centrales del sistema multilateral.
Es la tercera vez, tras la primera reunión de Cancilleres del G20 en Bonn en el 2017 y la de México en el 2012, que los principales Ministros de Relaciones Exteriores se reúnen para dar cabida de forma conjunta a cuestiones de política internacional en la agenda del G20, centrado tradicionalmente desde su constitución en asuntos económicos y financieros. La agenda del encuentro, en el marco de las prioridades elegidas por la presidencia pro tempore argentina para el G20 2018, ha abarcado de manera directa o indirecta todos los principales asuntos y tensiones internacionales para intentar encarar constructivamente un dialogo cooperativo ante los desafíos del siglo XXI. Ha incluido también intercambios sustantivos sobre el fortalecimiento del multilateralismo y, entre otras temáticas específicas, la brecha digital, la ciberseguridad, los cambios de paradigma en comercio y migraciones.
La contribución de Argentina, además de consolidar la imagen de América Latina y el Caribe con la invitación del Canciller de Jamaica por el CARICOM, ha mostrado un predicamento destacable para fortalecer el multilateralismo e instalar la perspectiva y aspiraciones de los países en desarrollo y emergentes en general. La presencia de grupos regionales por África y el Sudeste Asiático, representados por Ruanda, Singapur y Senegal, es un ejemplo. Con esa mirada renovada, la diplomacia argentina ha desarrollado un accionar tendiente, entre otras consideraciones, a concertar iniciativas responsables de gobernanza global que hagan de la globalización un proceso de condiciones más abiertas e inclusivas. También estimular la estabilidad, las seguridades internacionales y mejorar la sostenibilidad.
La presidencia pro tempore de Argentina del G20, asimismo, ha dinamizado los contactos y las acciones diplomáticas en América Latina para generar una agenda común reconociendo la diversidad de la región. Los tres países latinoamericanos del G20, Argentina, Brasil y México, han multiplicado los esfuerzos de entendimiento y consultas ya que, en definitiva, una gobernanza global para América Latina y el Caribe significa también definir y asegurar bases para un nueva gobernanza regional. Esto es particularmente relevante por cuanto, en definitiva, el G20 es el espacio del que deberían surgir nuevos paradigmas del comercio multilateral que, en alguna medida, condicionará el futuro de América Latina.
El camino está en marcha y el Presidente de la Nación será en noviembre el anfitrión de la Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno del G20. En ese carácter participará del G7 de las principales potencias industriales occidentales. También la Argentina es miembro de otros G, con mayúsculas, del diccionario de poder mundial como son el G15 de países en desarrollo que tiende a la cooperación sursur y del G77 que aglutina a todos los países en desarrollo. Ese abanico de participación diplomática argentina muestra, entre otras cuestiones, el equilibrio de una vocación amplia de integración inteligente al mundo.