

María Eugenia Vidal decidió comenzar este fin de semana su campaña electoral. Será la primera aparición televisiva como candidata a la reelección. El elegido, si no surge ningún contratiempo, es el periodista Jorge Lanata. La grabación se hará el sábado, a más tardar, el domingo por la mañana. Su equipo de comunicación sabe que debe generar una épica en el electorado. Por eso, tal como lo hicieron en 2015, entienden que lo más conveniente es mostrarse perdedores, venir desde atrás, coquetear con el miedo a perder. Sin embargo, en esta ocasión, la contundencia de los números parece indicar que más que una estrategia electoral: la derrota, podría ser una realidad palpable. La provincia está en riesgo a pesar de cierto repunte en la imagen presidencial de esta última semana, pax cambiaria mediante. Un ministro que conoce bien a la gobernadora afirma que María Eugenia está ansiosa, con ganas de pelear, de salir a la cancha. Vidal sabe que la tiene difícil, y eso le resulta desafiante.
El nivel de polarización es tan alto (más del 80%) que hoy, por primera vez, tanto en los despachos de la Rosada como en los de La Plata, reconocen que la elección nacional podría definirse en primera vuelta, ya sea en favor de la fórmula Macri - Pichetto, como de la que encabeza Alberto Fernandez junto con Cristina Kirchner. La moneda está en el aire.
En el equipo de comunicación de Vidal ya resuena con fastidio la enumeración de equivocadas decisiones que llevaron a la gobernadora a estar en riesgo cierto de perder la provincia. El más evidente, la férrea oposición al desdoblamiento electoral. Luego, la negativa a abrir colectoras, y previamente, el traspaso a la provincia de $ 30.000 millones en subsidios a la energía y el transporte, una cifra casi equivalente a la restitución de los fondos del conurbano. Por último la brillante idea de cuestionar durante semanas la realización de las PASO. A punto tal de enviar a las espadas más reconocidas de Cambiemos y a algunos socios del radicalismo a elaborar un proyecto de ley que las elimine en las categorías que no dirimieran internas, sin advertir que ahora, lo que el Gobierno necesita desesperadamente, es un alto nivel de participación que les permita recortar la diferencia en su contra. Especialmente en la provincia de Buenos Aires.
¿Cómo girar 180 grados en el discurso en apenas algo más de 30 días hasta la elección? En las próximas horas, los referentes más importantes del oficialismo llamarán a concurrir a las urnas el 11 de agosto. Ya no importarán los $ 4000 millones, ni la falta de elecciones internas en la mayoría de los espacios.
Los estrategas de la campaña bonaerense ya realizan tracks diarios a través del sistema IVR, además de focus y mediciones que a partir de ahora son cada 15 días. Los números, a pesar de la estabilidad del dólar, y de cierta moderación en el alza inflacionaria que mejoran las chances del oficialismo, preocupan. La fórmula Mauricio Macri-Pichetto está diez puntos por debajo de la de Fernández-Fernández, por su parte Vidal en el mano a mano con Kicillof está dos o tres puntos arriba, pero la boleta de la gobernadora pegada a la de Macri cae por alrededor de siete puntos.
¿Dónde ir a buscar los votos entonces para revertir esta tendencia? Si bien desde el Instituto Patria se bajó la orden de tomar una foto de Kicillof junto con los intendentes del espacio, la gobernadora sabe que muchos de ellos, después de la PASO, jugarán a su favor. No antes de la Gran Encuesta Nacional.
Los peronistas bonaerenses quieren evitar el apriete de La Cámpora. ¿Quienes son los osados alcaldes? Aquellos del PJ no camporista que saben que detrás de Kicillof está Maximo Kirchner, detrás de él "Wado" De Pedro, y por encima de todos ellos, Cristina Fernández. Lo más destacado de la tercera sección electoral: Lomas de Zamora, Almirante Brown, Ezeiza, Florencio Varela y Berazategui. Deberán hacer docencia en sus barriadas respecto de cómo cortar la boleta o directamente entregar en cada domicilio la tarea prolijamente realizada en bolsitas de celofán.
En 2015, en la provincia, el kirchnerismo obtuvo en la PASO poco menos del 40 puntos y 38 en la general. Cambiemos, 30 en la PASO, y 39,5 en la general. Incluso en las de medio término de 2017, Bullrich creció de 38% a 41,5%. Esa tendencia enciende los ánimos de la gobernadora.
Sin embargo, Vidal sabe que le será difícil recoger votos de otros espacios, ya que ahora, a diferencia del 2015, lo que quede del votante de Sergio Massa lo encontrará en la misma boleta de Kicillof y de los Fernandez. Habrá que buscar en el electorado de Roberto Lavagna, Espert o incluso alguna alquimia extraña que le permita a algún votante de Alberto Fernandez reemplazar a Kicillof por Vidal. En cambio, el kirchnerismo sólo puede rescatar algún punto de Lavagna o de la izquierda. Tienen menos para crecer, se ilusionan los vidalistas.
La gobernadora sale a la cancha este fin de semana, ansiosa, como la definen sus asesores. Apelará a la mística de los bonaerenses. La acompañaran en su recorrido "Lilita" Carrió, Miguel Pichetto, Horacio Rodríguez Larreta, e incluso Martin Lousteau. Macri quedará para el último tramo. El Presidente, si hay segunda vuelta, tiene por delante una campaña larga.
Desde Gobierno llegó el pedido: "Diganle a Maria Eugenia que arranque con la cartelería, pero que sus fotos vayan acompañadas por las de Mauricio". Ella sabe que puede perder, dicen sus asesores. En poco más de un mes las urnas nos dirán si la estrategia de Vidal fue marketing electoral o la cruda realidad.













