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La reciente confrontación naval cerca de las islas Senkaku confirmó que la fricción en Asia escaló a un nuevo nivel y alimentó temores sobre una Tercera Guerra Mundial. Los incidentes en torno a estos islotes reflejan no solo disputas territoriales, sino también la tensión por la seguridad regional y el papel Japón y China.

Pekín ha incorporado una herramienta diplomática inusual: evocar episodios de la Segunda Guerra Mundial para presionar a actores europeos y moldear la percepción internacional. La combinación de maniobras navales y una campaña narrativa busca castigar y aislar a Tokio mientras se reclama una postura más firme en el mar.

Escalada marítima y su lectura estratégica

En unas pocas rocas deshabitadas se materializa una década de patrullaje sostenido por parte china y una respuesta japonesa más visible. El aumento de operaciones en la zona no es fortuito: responde al crecimiento militar de China y a la inquietud de Japón por la posibilidad de una coerción contra Taiwán.

La nueva Primera Ministra de Japón ha incrementado la tensión con China (Fuente: archivo).Fuente: EPA/AP POOLEUGENE HOSHIKO / POOL

La actuación de Pekín se articuló como una “carta diplomática” que combina presión económica, señalamiento público de políticos y maniobras de su guardia costera, además de acciones destinadas a frenar acercamientos europeos hacia la isla.

La ofensiva narrativa: memoria histórica y alianzas

Al apelar a recuerdos de la Segunda Guerra Mundial, China intenta posicionar a Japón como un actor que “revierte la historia” y generar rechazo en los gobiernos europeos. Ese relato busca sumar aliados externos contra Tokio y debilitar su margen de maniobra.

Los boicots, las cancelaciones de importaciones y la retórica nacionalista configuran un patrón de presión que, por su intensidad, puede provocar respuestas políticas y militares más claras por parte japonesa y sus socios.

Riesgo de una reacción en cadena

La clarificación pública de la postura de Tokio sobre Taiwán ha cambiado el cálculo: si Japón y Estados Unidos mantienen una línea firme, Pekín enfrentará costos mayores para cualquier escalada, limitando su capacidad de retroceder sin perder cara.

La situación de Taiwán es uno de los grandes puntos de conflicto de China con el mundo (Fuente: archivo).Fuente: EPARITCHIE B. TONGO

Pero la alternativa es igual de peligrosa: si alguno afloja, Pekín interpretará que la presión logra resultados y podría intensificar coerciones. El equilibrio regional queda, por ahora, en una frágil tensión que puede amplificarse con rapidez.