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Durante años, Elon Musk ha sido una figura polarizadora en la política estadounidense. Su participación activa en la administración de Donald Trump, especialmente al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), lo colocó en el centro de un torbellino de controversias. Ahora, enfrentando una tormenta de críticas y desafíos empresariales, Musk ha decidido dar un paso atrás.

La combinación de ataques constantes por parte de sectores de la izquierda y un notable deterioro en los resultados financieros de Tesla ha sido determinante en su decisión. Según informes, Musk está cansado de lo que considera una "letanía de ataques despiadados y poco éticos por parte de la izquierda". Esta presión no solo ha afectado su imagen pública, sino también la percepción de sus empresas en el mercado.

Impacto en Tesla y presión de los inversores

La implicación política de Musk ha tenido consecuencias directas en Tesla. En el primer trimestre de 2025, la compañía reportó una caída del 71% en sus beneficios, alcanzando los 409 millones de dólares. Esta disminución se atribuye en gran parte al daño reputacional causado por la participación de Musk en el Gobierno y las políticas implementadas desde el DOGE, que incluyeron despidos masivos y cierres de agencias.

Los inversores han expresado su preocupación por la dirección que ha tomado Musk, instándolo a centrarse nuevamente en sus empresas. Analistas como Dan Ives de Wedbush Securities han señalado que Tesla enfrenta un momento de "alerta roja" y que Musk debe retomar su papel como director ejecutivo a tiempo completo.

Cambios en la estrategia política de Musk

Aunque Musk ha sido un aliado clave de Trump, su influencia en el Gobierno parece estar disminuyendo. Informes recientes indican que su estatus como funcionario especial expirará a finales de mayo, y su papel en el DOGE ha generado tensiones dentro del gabinete, especialmente por decisiones unilaterales en nombramientos clave.

A pesar de su retirada formal, se espera que Musk continúe asesorando a Trump y canalizando fondos hacia campañas republicanas. Sin embargo, su participación activa en la política ha sido objeto de críticas, con algunos sectores acusándolo de interferencia en asuntos internos y de promover agendas de extrema derecha.

Repercusiones internacionales y futuro empresarial

La influencia de Musk no se limita a Estados Unidos. Su apoyo a partidos de extrema derecha en Europa ha generado preocupaciones sobre su papel en la política internacional. En Alemania, por ejemplo, su respaldo al partido Alternativa para Alemania (AfD) ha sido objeto de escrutinio por parte de líderes europeos.

En el ámbito empresarial, Musk enfrenta desafíos significativos. Tesla ha perdido terreno frente a competidores como BYD en China, y SpaceX enfrenta una creciente competencia de empresas como Blue Origin. Además, las relaciones geopolíticas tensas y las controversias en torno a sus declaraciones en redes sociales han alienado a inversores y socios clave.

Con estos factores en juego, Musk ha anunciado que reducirá significativamente su implicación política para centrarse más en Tesla, una decisión que ha sido bien recibida por los inversores, provocando una subida de hasta el 8% en las acciones de la empresa.