

La música. El universo. El cosmos. El silencio. Los Beatles. Tanguito. La literatura. La libertad. La casa de Arribeños. Almendra. Las primeras canciones. Los ensayos. La Diosa Salvaje. De todo eso habla el Flaco en el libro de Juan Carlos Diez "Martropía", que fue reeditado recientemente por editorial Aguilar.
Es dificil hablar de Spinetta y resumir en unos pocos aspectos lo que significa su obra. La admiración que provoca su figura no puede ser medida únicamente desde lo musical, porque su búsqueda estética estuvo lejos de ser un aspecto meramente sonoro: su obra está, literalmente, trasvasada por su experiencia de vida y por lo que el mundo representa para él.
"Lo más sagrado que tenemos es nuestra intimidad del ser. La sensibilidad es lo más importante que tenemos para crear, por eso es que no puede ser de otra manera. No tiene nada que ver con lo ritual, es lo profundamente interior de cada uno", responde el Flaco ante la consulta de Diez sobre la importancia de la creatividad para él.
Esta concepción particular del mundo, en donde la lucidez y el absurdo conviven permanentemente, le dio a su obra un alto contenido poético. En este sentido, Diez hizo un gran acierto en recopilar las explicaciones del Flaco respecto de su propia obra y de las figuras y obsesiones recurrentes en su música y sus letras.
"Hay una serie de obsesiones. El sol, los andenes, las esperas bajo la lluvia, típicos de la literatura pop. Hay otras cosas que las siento dentro de mí. Entonces no estoy en ningún lado; estoy acá", explica Luis Alberto sobre las recurrencias en sus canciones.
El libro está estructurado en 8 capítulos, un bonus track y un apéndice con las letras que se van citando. Los primeros dos apartados son la puerta de entrada a la obra del Flaco: primero las conversaciones giran en torno de las letras y la música. Luego sobre sus influencias, el proceso de composición y la metodología de trabajo. Después, del contexto político y del mundo; la literatura y su relación con la escritura. Y el capítulo final es un coctel de temas que van desde el cine, sus videos y Dylan Marti, a reflexiones sobre el cosmos y el universo. Así de ecléctico era el Flaco.
El bonus track del libro tiene grandes joyas: relatos sobre los inicios de Almendra, Tanguito y el rock nacional de los primeros años.
La apuesta de Diez de transcribir directamente las conversaciones, si bien resulta sumanente atractivo porque se puede sentir al Flaco en cada una de sus definiciones, también puede resultar molesto para el lector que no está tan familiarizado con la obra del músico.
Spinetta era un amante empedernido del futuro y de todo lo que está por venir. Por eso, uno de los momentos más hermosos del libro, está condensado en esta pequeña conversación:
"- Sabés que cuando me llevás mucho al pasado después me quedan triciclos...
- ¿Triciclos?
- Si, como si fueran vueltas del pasado. Te cuento estas cosas y las reviso en mi mente. No siempre es bueno eso, depende de cómo esté uno. Te hace bien o te hace nostalgia y algo de eso te hace mal. A la vez, me agarra una especie de antinostalgia. Yo estoy entregado al futuro, tanto que casi no vivo en el presente".













