

Repasar aquellas partes oscuras de la historia que quedaron afuera de los relatos oficiales es, de alguna manera, un acto de justicia. Es volver a colocar la mirada en los relegados y poner el foco en lo que no sabemos. Y también, por qué no, un ejercicio de reconocimiento y respeto.
“Historia de la Argentina Olvidada” es un libro que compila hechos poco conocidos de nuestro pasado. Y por sobre todo, es un manifiesto en contra de la intolerancia, que el autor vinculará con la violencia y con la retórica violenta, aspectos que considera como los “dos grandes males que explican los trastornos históricos de la Argentina”.
Las generalizaciones suelen ser complejas, simplemente porque ocultan la diversidad de matices, y además porque siempre “hay una excepción que confirma la regla”. Por eso, hablar de “los argentinos” es poco más que una tarea “épica”. Pero es posible conceder lo siguiente: hay una identidad, una memoria o una subjetividad común compartida por todos los que nacieron y viven en este país. Y a partir de allí Montes de Oca ensaya sobre la posibilidad de hacer una reflexión sobre nuestro core más íntimo como colectivo y definir al menos ciertos rasgos característicos compartidos. Y ello con el objetivo de tratar de no repetir patéticamente siempre lo mismo.
Montes de Oca recibe en su casa a Cronista.com. Lo primero que comenta refuerza la idea de que una clara preocupación temporal lo trasvasa: “Es tan sencillo como que es un libro para mis hijos, para darles herramientas y ayudarles a pensar sobre la intolerancia, de dónde viene esa intolerancia, porque creo que cuando uno sabe de dónde viene una parte equivocada de uno tiene más posibilidades de conjurarlas”. Más adelante en la charla, Montes de Oca reforzará: “Yo estoy preocupado por el futuro. Me parece que este libro habla del pasado con mucha preocupación por el futuro”. Podría decirse que es un hombre que busca legar un pensamiento a su descendencia, una enseñanza, de la misma manera que sus ancestros han dejado rastros en sus reflexiones. Su abuelo, un integrante del partido comunista perseguido por el peronismo le confesó, casi en carácter de máxima: “Yo no puedo odiar al peronismo, es como odiar a la mitad de un país”.
“Uno nunca escribe sobre historia simplemente porque le guste. Freud decía que uno está historizado hablando del presente. En realidad cuando uno escribe historia está parándose en el presente y está tomando posición de lo que pasa en el presente tomando la historia” dice el autor.
La intolerancia es el tema central del libro, esa que traemos casi desde siempre. Una palabra que parece no perder vigencia y que por estos días ocupa una centralidad importante en lo que respecta al debate político. “Como una mitad no acepta la otra, finalmente todos somos excluidos. No hay inclusión posible. No existe un país así”.
Pero sin duda otra de las tesis interesantes del libro y que nos permiten entender de alguna manera esa intolerancia, o esa tendencia a encasillar y relegar al diferente hasta el punto de no poder interactuar más que desde una confrontación explícita y cerrada, es que en la Argentina el componente religioso forma parte del hacer político, tanto desde las posiciones de poder, como desde los militantes que integran o apoyan los movimientos o partidos. Montes de Oca sostiene que “reemplazamos el tono religioso, en lo ritual, por el tono religioso en la política. Dejamos de ser religiosos para ser políticamente religiosos, con el fanatismo, el dogmatismo y la falta de flexibilidad”. Seguramente sería interesante ahondar en este punto, rumiar la idea hasta que decante el concepto y ver cuánto hay de religioso en nuestra manera de pensar ciertos fenómenos.
Al correlato de esta vivencia religiosa Montes de Oca lo caracteriza como la “épica” que protagonizamos como colectivo y que casi siempre conduce al fracaso. El autor del libro dirá que la épica nacional es la de la “Argentina poderosa”. “Argentina está condenada al éxito, que es un sucedáneo de aquella idea del centenario de que Argentina tenía que ser una potencia. Por población, por tamaño, por riqueza”. “Pero nadie nos dijo por qué tenemos que ser una potencia”, reflexiona.
Lo que empezó siendo un solo tomo, terminó siendo tres, que seguirán siendo editados por Editorial Edhasa. Esta primera entrega abarca desde 1810 hasta 1955, con el primer golpe al peronismo por Aramburu.
Mientras tanto, Montes de Oca sigue escribiendo en los resquicios que le deja la noche, en la madrugada, con sus hijos dormidos. “Por lo menos sé que dos lectores tengo”, dice.













