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Detrás de cada espuma perfecta y el sabor distintivo de marcas líderes como Heineken e Imperial, se esconde un mapa agrícola riguroso. La excelencia cervecera que hoy distingue a CCU tiene un origen único y fundamental: los campos donde crece la cebada. Es en esta tierra, clave para la identidad y calidad de sus cervezas, donde la compañía también cimenta su compromiso por la sustentabilidad ambiental y social de su cadena de valor.

Para asegurar que esta materia prima cumpla con los estándares más exigentes del mercado global, CCU se asoció con Boortmalt, una compañía maltera de reconocida experiencia que opera con 27 plantas en 5 continentes.

Juntos, trabajan en estrecha colaboración con productores locales en zonas estratégicas como Rosario y Bahía Blanca, impulsando la adopción de prácticas agrícolas sostenibles y distintas variedades de cebada que garantizan la calidad exacta que el proceso cervecero demanda.

FSA 3.0: el pasaporte de la cebada sustentable

El núcleo de esta colaboración es la certificación de la cebada. La materia prima se verifica bajo el estándar FSA 3.0 (Farm Sustainability Assessment), impulsado por SAI Platform.

Esta certificación garantiza que el cereal proviene de campos responsables y equipos de trabajo cuidados, cumpliendo con rigurosos criterios ambientales, sociales y de gestión agrícola.

La iniciativa ya muestra resultados: el 38% de la malta utilizada por CCU ya cuenta con esta certificación. La compañía tiene como objetivo estratégico alcanzar el 50% de materias primas certificadas hacia 2030.

La investigación a cielo abierto de Punta Alvear

Para asegurar esta calidad, el trabajo de campo fue fundamental. El 13 de noviembre de 2025 se desarrolló el Día de Campo en la planta de Punta Alvear (Rosario). Esta instalación de Boortmalt es la más grande que la compañía opera en la región.

En la jornada, se recorrieron 21 parcelas con distintos momentos de siembra, tratamientos y tipos de cebada. Este estudio permitió a las empresas evaluar el rendimiento y definir las combinaciones específicas que dieron origen a la malta utilizada por CCU.

Agustín Zaffora, Quality & Innovation manager de Boortmalt, destacó que la calidad de la cerveza “se define en el campo”. Subrayó que la certificación de cebada sustentable y la adopción de prácticas responsables permiten garantizar una materia prima de menor impacto ambiental.

El reflejo: un estándar de calidad global desde Luján

Todo el esfuerzo en la trazabilidad y la selección rigurosa de la cebada tiene un impacto directo en la consistencia del perfil de sabor y las características distintivas de las cervezas.

Juan Pablo Barrale, Gerente de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad de CCU Argentina, explicó la visión de la empresa: “El cuidado de nuestro planeta empieza por entender el impacto de cada etapa de nuestra cadena de valor. Con este trabajo junto a Boortmalt y los productores locales, dimos un paso concreto dentro de nuestras metas 2030: producir responsablemente, asegurar un abastecimiento certificado y seguir elaborando cervezas de calidad con un origen sustentable”.

Heineken en Argentina, de la cebada al top mundial

La excelencia de este proceso fue reconocida internacionalmente. La cervecería que CCU opera en Luján fue destacada por Heineken Global como una de las cinco mejores cervecerías del mundo —entre más de 80— en el premio que distingue la calidad en la elaboración de cerveza Heineken.

Este logro subraya el resultado del trabajo conjunto entre Boortmalt, los productores y CCU, que busca constantemente una materia prima sustentable, trazada y de excelencia.

Boortmalt, con sus plantas en Rosario y Bahía Blanca, abastece la producción local utilizada en las cervecerías de CCU en Salta, Santa Fe y Luján, fortaleciendo una cadena de valor nacional, sustentable y competitiva.