

El Sistema de Tandilia es un conjunto de sierras que se extienden sobre 340 kilómetros a lo largo y 60 a lo ancho. Comienza en Olavarría, se despereza a través de la región pampeana e ingresa al mar en la zona de Punta Mogotes, en Mar del Plata, pasando por la localidad de Balcarce, donde se ubica la Laguna Brava.Se trata de un sistema rocoso que se formó en la era Precámbrica, hace aproximadamente unos 2.500 millones de años, está constituido principalmente por sedimentos de fondo marino, granito y arcilla, y es considerado uno de los más antiguos de mundo, ya que incluso se han encontrado fósiles de la era Paleozoica. Y si bien la actividad humana en el área data de hace unos 8.000 años, los primeros hombres blancos en establecerse en la región fueron los jesuitas en el año 1741, pero los asentamientos mapuches lograron alejarlos entre 1743 y 1800.
Más tarde, en 1877, Agustín Molina y su mujer, Juana Leloir, compraron unas 8.000 hectáreas circundantes a la laguna y establecieron la Estancia Laguna Brava, que se dedicaba a la esquila de ovejas. Esta suerte de oasis entre los varios cerros que la abrazan, tiene 430 hectáreas de extensión y constituye un destino muy interesante no sólo por su belleza, sino también por las diversas actividades que se pueden realizar allí y en sus alrededores, lo que ha generado un gran crecimiento del turismo en la región. De la misma manera que aquellos primeros pobladores quedaron atónitos ante sus paisajes y recursos naturales, ya a comienzos del siglo XX hubo un inmigrante griego que marcaría el rumbo de sus descendientes, para que la Laguna Brava fuera su lugar en el mundo.
El protagonista de esta historia es Jaralambos Kyricos, quien llegó como polizonte a Brasil en búsqueda de trabajo, y luego de muchas peripecias se instaló en Dolores, donde formó una familia. En 1964, su hijo mayor, Felipe, reunió el dinero suficiente para la compra de tierras y, junto a su hijo Carlos y su esposa Nadia, crearon el emprendimiento turístico de estancias Piedra Naranja. Actualmente, es la cuarta generación de la familia Kyricos la que vive, disfruta y abre al público las puertas de sus siete cabañas diseminadas en sus tres kilómetros de costa sobre la laguna.
Un complejo para el relax
La construcción del complejo fue especialmente ideada para generar el menor impacto ambiental y ecológico en la zona, y es por eso que cuenta con una huerta orgánica y un sistema de reciclado ecológico de desperdicios a través de compost. Asimismo, en la construcción de las cabañas se han utilizado piedras y maderas del lugar; la energía se produce a través de un aerogenerador y paneles solares, el agua es extraída de un pozo de 58 metros de profundidad y todas las actividades que allí se realizan (parapente, cabalgatas, kayak, trekking, mountainbike, kite surf y navegación a vela en la laguna) no presentan ningún impacto ambiental.
Para los amantes de la pesca, en la laguna abundan los pejerreyes, dientudos y tarariras, entre otros peces. El agua es muy buena en toda la zona, dado que está muy cerca de las vertientes naturales que fueran utilizadas por la empresa La Copelina, quienes lanzaron la primer agua mineral natural embotellada de la Argentina.
En sus costas, la fauna está compuesta por carpinchos, nutrias, cisnes, flamencos, patos salvajes, gaviotas y garzas, mientras que en los bosques se encuentran chimangos, teros, aguiluchos, carpinteros, y en las sierras se pueden divisar, con paciencia y un poco de suerte, ciervos, cabras y ñandúes. Incluso hay registros de pumas en sierras cercanas de mayor altura en la región, pero el continuo avance de las ciudades sobre el campo hace que estos animales busquen sitios cada vez más inhóspitos y alejados.
El entorno de Piedra Naranja es excelente para realizar caminatas y escaladas al cerro La Brava, ubicado a muy pocos metros de la estancia, y visitar su impresionante cueva de unos 40 metros de largo. Para recorrerla es recomendable estar en buen estado físico, ya que tanto el ingreso como el egreso a la misma no forma parte del plan perfecto de un turista en busca de relax. Los ascensos al cerro son siempre conducidos por guías matriculados que, además de conocer muy bien los caminos, explican todo lo relacionado a las especies autóctonas del lugar.
Durante el atardecer el paisaje se vuelve todavía más atractivo, con una infinidad de pájaros que sobrevuelan la laguna y se posan en ella en busca de alimento, al tiempo que el sol cambia el color azul del agua en rayos dorados que inundan el ambiente con brillos y contraluces. Y lo que es mejor: todas estas expresiones de la naturaleza se pueden apreciar desde el deck de madera al borde de la pileta. Cuando finalmente cae la noche, la luna refleja su estela en las tranquilas aguas, y como por arte de magia, el cielo se cubre de infinitas estrellas que iluminan hasta las noche smás cerradas. Sin dudas, el mejor momento para una travesía en kayak.
Todo el ambiente invita a practicar deportes, disfrutar de la naturaleza, entenderla un poco más y lograr el ansiado relax en un lugar que parece haber sido bendecido por los dioses. Seguramente algún dios griego hizo que Jaralambos marcara el camino de su familia, a tal punto que, para no perder sus orígenes, los Kyricos han realizado la cuarta cosecha de aceitunas propias al canto de "Salve pueblo griego".
Ya sea para una escapada de fin de semana o para unas vacaciones, la Laguna Brava, su entorno, el ambiente, la atención, el servicio y su gente lo convierten en un lugar único e irrepetible. z we










