

Como una bomba cayeron las declaraciones del presidente del Banco del Desarrollo de Brasil, Luciano Coutinho, cuando hace un par de semanas acusó a los hombres de negocios de ese país de ciclotímicos. Cuando las cosas se vuelven más difíciles, el sector empresarial muchas veces cae a una posición más pesimista de lo que debería, dijo al diario Folha de Sao Paulo.
Coutinho es optimista y desestima las apreciaciones en torno a un momento crítico por el que estaría transitando la economía brasileña. Creo que estamos en un momento rico en desafíos positivos, fue su frase, muy de político.
Todo esto, tras varios análisis internacionales apuntando en contra de la fortaleza de la mayor economía de América Latina y la séptima más grande alrededor del mundo.
A fines de mayo, fue The Economist quien puso los signos de interrogación alrededor del representante sudamericano de los BRICs. Las fortalezas son reales, pero el Gobierno debería preocuparse más sobre sus debilidades, publicó la revista.
Entre estas debilidades se destacarían el alto gasto estatal y la dependencia de la economía de las exportaciones de commodities agrícolas y energéticos. A pesar de que la administración de Dilma Rousseff sostenga que el enfriamiento de la economía es algo planificado con el objetivo de bajar la inflación y detener la apreciación del real, algún observador suspicaz podría decir que se les pasó la mano con el freno: desde el 7,5% de crecimiento experimentado en 2010, se bajó a un magro 2,7% en 2011, mientras que el resto de los BRICs se las arreglaron para mantenerse entre el 4,3% de Rusia y el 9% de China. Y más allá de esto, existen una serie de factores que subyacen y que podrían estar socavando la recuperación.
En este sentido, se menciona el hecho de que el país, producto de la apreciación del real, se ha transformado en un lugar caro para los negocios, con un salario mínimo que hoy es el triple del de países como Vietnam o Indonesia. Y algo que está en boca de todos los grandes inversores: lo entreverado y casi incomprensible de su sistema tributario, cuya carga sobre el PBI ha aumentado desde el 22% en 1988 a un 36% en la actualidad, muy por encima de la media de un país con el nivel de ingreso per cápita de Brasil que, según cifras del Fondo Monetario Internacional, este año debería estar en el orden de los u$s 12.400.
Aun así, se destacan puntos positivos. Según el mismo Luciano Coutinho, Brasil es uno de los pocos países con un déficit nominal muy bajo, en el orden del 1% del PBI, cuando la media en el mundo desarrollado se encuentra entre un 6% y un 8% del producto.
Además, mantiene bajos niveles de desempleo y los aumentos salariales han alimentando el consumo interno. Y la inversión extranjera directa llegó en 2011 al nivel récord de u$s 67 mil millones, con muchos analistas sosteniendo que el país es capaz de mantener tasas de crecimiento en torno al 4% sin gatillar espirales inflacionarios. En términos estructurales, su dependencia de los commodities puede ser explotada como ventaja: Brasil cuenta con grandes extensiones agrícolas altamente productivas y campos petroleros con enormes reservas. Y por sobre cualquiera de estos aspectos, los inversores valoran -a diferenta de lo que puede suceder en los demás BRICs- el hecho de que en el país imperan la ley y el estado de derecho, dentro de un marco democrático y de estabilidad política.Los desafíos futurosPara adelante, Dilma Rousseff ya ha dado muestras de que quiere bajar el déficit fiscal y recortar los impuestos a ciertas industrias que podrían impulsar un crecimiento estructural futuro. Y hoy por hoy, con la tasa de interés de referencia en 8%, un nivel históricamente bajo, y el real depreciado hasta los u$s 2 desde el pico de u$s 1,54 alcanzado en julio de 2011, la industria brasileña podría salir de su depresión y volver a crecer.
Para la analista de abeceb.com, Belén Alaiz, la economía brasileña debería comenzar a rebotar en la segunda mitad de 2012, y especialmente en 2013. De hecho, se espera que la economía vecina avance 2,1% en 2012, lo que supondría una expansión en torno al 3,5% en el segundo semestre, y que acelere su ritmo de crecimiento hasta 4% el año próximo. En este sentido, propone la analista, las ventas al mercado interno del sector automotriz brasileño durante junio y la primera quincena de julio permiten ser optimistas, dado que luego de contraerse a una tasa cercana al 5% interanual en los primeros cinco meses del año, rebotaron a un ritmo promedio de 15,7% en el último mes y medio. En su opinión, estas perspectivas obedecerían al impacto esperado de las medidas tomadas por el gobierno de Rousseff desde la segunda mitad del año pasado, tanto de carácter crediticio como fiscal y monetario, estimulando la inversión y a diversos sectores industriales.
En esto concuerda con la analista de research de Puente, Agostina Nieves, para quien "las perspectivas para la principal economía de la región son alentadoras para la segunda mitad del año y, más aún, para el año próximo, cuando comiencen a surtir efecto las políticas de estímulo que su gobierno viene implementando".
Nieves estima que Brasil podría duplicar su crecimiento el año próximo y superar el 4% anual, gracias a los estímulos del Banco Central en un contexto de desaceleración inflacionaria. Se espera que la autoridad monetaria brasileña continúe reduciendo las tasas de interés en caso de ser necesario, afirma.Impacto en la ArgentinaA la hora de hablar de la influencia que esta recuperación podría tener sobre la economía argentina, ambas analistas concuerdan en que el país podría verse beneficiado por este repunte.
Las perspectivas positivas para Brasil permiten pensar en cierto rebote de la economía local en la segunda parte de 2012 y especialmente en 2013, plantea Alaiz. En particular, afirma, una recuperación del país vecino daría nuevamente impulso sobre las exportaciones industriales locales, en particular sobre el sector automotriz, que ha sido uno de los principales factores detrás de la contracción de la industria argentina". En este sentido, se debería tener en cuenta el hecho de que "por cada punto de crecimiento adicional de Brasil, el total de las exportaciones argentinas se incrementa entre 3 y 3,5 puntos porcentuales.
Por su parte, Nieves señala que el impacto de la esperada aceleración de la economía brasileña sobre la Argentina será necesariamente significativo. Nuestra industria depende en gran medida de Brasil. El factor Brasil es tan importante como el factor soja, apunta.
En este sentido, sostiene: para la Argentina es una gran oportunidad ser socio y vecino de la sexta economía mundial, una de las más dinámicas del mundo durante la última década. Y a la hora de enfocarse en el análisis sectorial, plantea que la principal vía de conexión entre ambas economías es el complejo automotriz: la Argentina vende automóviles a Brasil y le compra autopartes y piezas, en lo que podría generar sinergias positivas donde la Argentina sería, tal vez, la más favorecida.
La industria local ya está mostrando ritmos contractivos, agrega Nieves. Y esto se debe en gran medida al debilitamiento de la actividad brasileña de los últimos meses, que afecta particularmente el intercambio del complejo automotriz. Dado que más del 80% de las exportaciones argentinas de automóviles tienen destino brasileño, la recuperación del país vecino esperada para el segundo semestre de 2012 podría impulsar ampliamente a la industria local. Y no sólo la de autos sino todas aquellas actividades relacionadas, como autopartes, acero, plástico, servicios y otras, cierra la analista.
Sin embargo, el manto de duda que cobija a la actividad local todavía sigue en su lugar. En palabras de Alaiz, factores domésticos, y en particular el esquema de política económica actual, seguirán condicionando las posibilidades de expansión de la Argentina en el futuro. z we










