El gobierno brasileño volvió a reaccionar ante la agudización de la crisis financiera mundial y anunció que fortalecerá el esfuerzo fiscal en curso. La presidenta Dilma Rousseff reafirmó su preocupación por la evolución de la crisis, pero se mostró confiada en la solidez de la economía brasileña y el mercado interno. Aseguró, sin embargo, que está dispuesta a recurrir a otras medidas para evitar que la crisis perjudique el crecimiento del país.

Debemos seguir fortaleciendo nuestra posición fiscal para distinguirnos de otros países que están en la situación fiscal frágil. Les prometo sorprenderlos todos los meses con mejores resultados en materia de impuestos, aseguró el ministro de Finanzas Guido Mantega, tras la reunión que sostuvieron para evaluar la crisis.

La presidenta dio dos discursos y una entrevista para hacer oír su voz ante los mercados y ante el público. Criticó la decisión de la agencia de calificación Standard & Poors de rebajar la nota de la deuda de EE.UU., aunque también la adopción de medidas recesivas para combatir los efectos de esta nueva fase la crisis. Al respecto señaló que, no compartimos la evaluación apresurada, rápida y en cierta medida, incorrecta. Para ella, los efectos de la crisis son cada vez más graves y tienden a afectar a todos. Nosotros tomaremos todas las medidas necesarias para que Brasil continúe en su senda de crecimiento, de distribución del ingreso, de fortalecimiento de nuestros servicios, de la industria y la producción de alimentos, dijo y agregó, aunque tenemos claro que no somos inmunes.

Según el ministro Mantega, Brasil podría mejorar los tipos de cambio en las operaciones del mercado de derivados o hacer uso de las reservas internacionales, si falta de crédito para el comercio exterior.

Dilma aseguró que el país tiene ahora una mejor posición para capear la crisis de la que tenía en 2008. Además de un mayor volumen de reservas internacionales, Brasil tiene más más posibilidades de influir en la oferta de crédito si así se requiere. Nuestros bancos privados y públicos son completamente sólidos, dijo.

Refiriéndose a la importancia de fortalecer el mercado interno y a las medidas que el gobierno ha tomado para proteger la industria nacional de las importaciones que llegan a Brasil a precios injustos, la presidenta trató de animar a la gente a no dejar de consumir, siempre y cuando sea de manera responsable.

El ministro de Hacienda estimó que la reciente turbulencia se debe a la falta de confianza en la recuperación económica global. Hay una percepción de que la economía mundial, especialmente en los países desarrollados avanza hacia una recesión, advirtió y señaló que los europeos están y tomandose demasiado tiempo para hacer frente a la crisis. Confío en la solidez de la moneda de EE.UU. Por supuesto que tienen que resolver varios problemas como la deuda y el déficit, pero el principal problema que deben resolver es el dinamismo de la recuperación económica

Rousseff también criticó a los países desarrollados y señaló que: no hay una política fiscal en Europa y no existe una política fiscal en los Estados Unidos. El mundo contempló de una forma perpleja lo que sucedió la semana pasada. La insensatez política no puede llevar a que el mundo sufra las consecuencias de conflictos políticos locales.

Y volvió a defender la toma de decisiones multilateral en los esfuerzos contra la depreciaciones cambiarias y una mayor presencia de los países en desarrollo en este tipo de discusiones para evitar que los países que han adoptado políticas económicas sólidas sean los sumideros de los bienes y servicios que no consumen los poderosos mercados económicos en crisis. Rechazamos todas las soluciones recesivas para la crisis mundial. Ellas aumentan el costo social del ajuste ya que lo transfieren a los sectores menos protegidos, provocan la destrucción de puestos de trabajo y la reducción del estado del bienestar.

(Colaboró João Villaverde).