En esta noticia

En noviembre de 2025, la política migratoria de Estados Unidos volvió al centro del debate tras las nuevas medidas del presidente Donald Trump. Su segundo mandato avanza con un plan de deportaciones masivas y una revisión total del sistema de asilo y ciudadanía.

Las iniciativas presentadas desde enero buscan endurecer los controles fronterizos y limitar los beneficios a quienes no puedan demostrar su estatus legal, lo que generó fuertes críticas de organizaciones civiles y del Congreso.

Sin embargo, la paradoja no pasa desapercibida: la familia de Trump tiene raíces profundamente inmigrantes. Una historia que contrasta con la rigidez de las políticas que hoy impulsa desde la Casa Blanca.

¿De dónde proviene la familia de Donald Trump?

El abuelo paterno del presidente, Friedrich Trump, nació en Kallstadt, una aldea del suroeste de Alemania marcada por la pobreza y la inestabilidad política del siglo XIX. Como muchos jóvenes de la región, emigró a Estados Unidos en busca de oportunidades y escapando del reclutamiento militar.

Según la historiadora Gwenda Blair, autora de The Trumps: Three Generations That Built an Empire, el viaje de Friedrich no fue solo económico: buscaba evitar el servicio en el Ejército Imperial Alemán.

Ya en Nueva York, se instaló en el Lower East Side de Manhattan, una zona repleta de inmigrantes europeos. Luego se mudó al Bronx, donde formó una familia y comenzó los negocios que cimentaron el futuro imperio Trump.

El ascenso económico de la familia tuvo raíces en esa experiencia migrante, algo que hoy genera una contradicción evidente frente a la agenda antiinmigrante del mandatario.

¿Por qué su pasado inmigrante genera tanta controversia?

Durante su primer mandato, Trump criticó la llamada “migración en cadena”, el sistema que permitió a su abuelo establecerse en el país gracias al apoyo de familiares. En su actual administración, busca restringir ese mecanismo.

Además, la historia familiar oculta episodios incómodos, como la expulsión de Friedrich de Alemania tras su intento de regresar. El gobierno bávaro le negó el reingreso por haber evadido el servicio militar, lo que lo obligó a volver definitivamente a Estados Unidos.

Esa diferencia entre su historia familiar y sus políticas actuales sigue siendo objeto de debate, especialmente en el contexto de las nuevas medidas migratorias.