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El amanecer californiano fue testigo de un momento que podría redefinir el futuro de la aviación. En una base del Centro de Investigación Armstrong de la NASA, un avión de forma inusual, casi futurista, se elevó por primera vez: el X-59, el modelo experimental que promete lograr algo que hoy parece imposible, volar a velocidades supersónicas sin generar el temido estampido sónico.

Este vuelo inicial, realizado a finales de octubre, se convirtió en la confirmación que los ingenieros esperaban: la aeronave funciona, sus sistemas responden y el programa avanza hacia una etapa que podría transformar la manera en que se diseñan los aviones comerciales en los próximos años.

Despega el nuevo avión supersónico de la NASA

Durante décadas, el vuelo supersónico estuvo limitado por un enemigo inevitable: el boom sónico, un estallido capaz de sacudir ventanas, asustar comunidades enteras e incluso causar daños materiales. El legendario Concorde sufrió este problema hasta su retiro definitivo.

El X-59 promete lograr algo que hoy parece imposible, volar a velocidades supersónicas sin generar el temido estampido sónico. Imagen: archivo.
El X-59 promete lograr algo que hoy parece imposible, volar a velocidades supersónicas sin generar el temido estampido sónico. Imagen: archivo.

El plan de la NASA y Lockheed Martin apunta a romper esas reglas. Con el X-59 quieren demostrar que es posible volar más rápido que el sonido sin generar un estallido explosivo, sino un leve golpe acústico, apenas perceptible para quienes estén en tierra.

Este concepto es la base del llamado “supersónico silencioso”, una tecnología que podría abrir la puerta a vuelos ultrarrápidos sin restricciones sobre ciudades densamente pobladas.

Cómo está construido el X-59

Para disminuir las ondas de choque, el X-59 fue diseñado con un fuselaje extremadamente largo y delgado, parecido a un lápiz aerodinámico. Su morro puntiagudo, las alas finas y la distribución interna de los componentes permiten que las turbulencias se dispersen antes de llegar al aire exterior.

Además, combina sistemas probados en otros aviones militares —como el tren del F-16 o parte de la tecnología del F-15— con innovaciones completamente nuevas. El resultado es un ensamblaje único, construido pieza por pieza para un objetivo muy concreto: romper la barrera del sonido sin ruido estremecedor.

Qué busca demostrar la NASA con este avión

El X-59 no es un prototipo comercial ni está pensado para transportar pasajeros. Es, esencialmente, una herramienta científica.

En los próximos meses, la NASA planea realizar vuelos sobre diferentes comunidades de Estados Unidos para recopilar un dato nunca obtenido: cómo reacciona la gente cuando escucha un estampido supersónico reducido.

Estos registros serán clave para convencer a los reguladores en EE.UU. y otros países de que el veto a los vuelos supersónicos comerciales puede revisarse después de 50 años de prohibiciones.

Un futuro con vuelos más rápidos que nunca

Si los resultados son favorables, el impacto podría ser enorme. Aeronaves basadas en la tecnología del X-59 podrían conectar:

  • Europa con la Costa Este en menos de 3 horas.
  • Tokio con Sídney en alrededor de 2 horas.
  • Trayectos intercontinentales en tiempos reducidos a la mitad.

Todo esto con menos ruido, menor impacto ambiental y sistemas de propulsión más eficientes.