

El cansancio crónico se ha convertido en una de las principales quejas de quienes llevan un ritmo de vida acelerado. Aunque el estrés y la falta de descanso son factores evidentes, la ciencia también señala que ciertas vitaminas cumplen un papel clave en la vitalidad y el rendimiento diario.
En este contexto, la vitamina B12 destaca como una de las más importantes para combatir la fatiga y mantener en equilibrio las funciones del cuerpo. Su aporte es esencial para la producción de glóbulos rojos, la oxigenación de los tejidos y el buen funcionamiento del sistema nervioso, lo que se traduce en más energía física y mayor claridad mental.
Por qué la vitamina B12 es clave contra la fatiga
De acuerdo con diferentes investigaciones publicadas en revistas científicas, una adecuada presencia de vitamina B12 en el organismo está directamente asociada con la mejora del metabolismo energético. Esto significa que ayuda a transformar los alimentos en combustible, previniendo la sensación de agotamiento constante.

Además, su efecto sobre la memoria, la concentración y la salud cognitiva convierte a esta vitamina en una aliada para quienes enfrentan largas jornadas laborales o académicas.
Alimentos ricos en vitamina B12
La forma más natural de incorporar este nutriente es a través de la alimentación. Entre las mejores fuentes se encuentran:
Carnes magras como el pollo y la ternera.
Pescados como el salmón, el atún y las sardinas.
Mariscos, especialmente las almejas.
Huevos, leche y derivados lácteos.
En el caso de quienes siguen una dieta vegana o vegetariana, los alimentos fortificados como cereales o bebidas vegetales enriquecidas pueden ser una alternativa.
Quiénes pueden necesitar suplementos
Existen grupos con mayor riesgo de presentar un déficit de vitamina B12, como las personas mayores, quienes padecen trastornos digestivos que dificultan la absorción o quienes mantienen dietas estrictamente libres de productos animales.
En estas situaciones, los suplementos de B12 pueden ser una opción eficaz, aunque siempre bajo la indicación de un profesional de la salud. Un chequeo médico y análisis de laboratorio son fundamentales para determinar la necesidad real y definir la dosis adecuada.
















