María Laura Arano (*)
La ciudad se asemeja a una península, envuelta por el mar. Es una de las estaciones comerciales que los fenicios comenzaron a establecer en la parte noroeste de la costa libia en el siglo X a.C.
Misurata tiene un potencial enorme si se la compara con Trípoli. A su puerto, que es el más grande y activo de Libia, se suma un aeropuerto y una zona franca que se extiende sobre 3.500 hectáreas. No sólo representa una puerta de entrada a Libia sino también a otros países árabes y africanos.
Situada a unos 200 kilómetros al este de Trípoli, es un lugar virgen para ser explorado a nivel económico por su gran perspectiva de crecimiento.
Quien primero advirtió esta oportunidad fue Salini Impregilo, que al frente de un consorcio de empresas italianas, construirá el primer tramo de una autopista que se extenderá a lo largo de aproximadamente 400 kilómetros desde la ciudad de Al Marj a Emsaad y hasta la frontera con Egipto. El monto de la inversión se calcula en torno a los u$s 1.045 millones.
La obra tiene como referencia a la nueva carretera costera libia que atravesará el país a lo largo de 1.700 kilómetros desde la frontera con Túnez hasta la de Egipto.
De particular interés son las perspectivas que ofrece la zona franca, que incluye un puerto comercial abierto las 24 horas del día, los siete días de la semana. Debido a estas importantes facilidades, en los últimos años la participación del puerto de Misurata creció del 52% al 65% con respecto al tráfico de contenedores del país.
Asimismo, las mercancías pueden almacenarse libres de derechos y otras cargas, a diferencia de lo que ocurre en otras zonas francas donde existen límites. Esto les otorga a los importadores una base válida sin la obligación de crear empresas conjuntas con firmas libias, una verdadera y propia novedad en el país. También ofrece la posibilidad de transferencia de propiedad de un inversor a otro y los proyectos o bienes en tránsito no pueden ser nacionalizados, expropiados o confiscados.
El puerto de Misurata, gestionado por la zona franca a diferencia de otros puertos libios bajo el control del Ministerio de Transportes, tiene una fuerte capacidad de expansión tanto en el mar como en tierra. Se trata de una zona libre de todas las restricciones fiscales, aduaneras, comerciales, monetarias, excepto las relacionadas con la seguridad nacional, la salud y la protección del medio ambiente.
(*) Experta en relaciones internacionales.