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El Paso Bermejo, un punto clave para la navegación en el río Paraguay, atraviesa una situación crítica debido a la masiva acumulación de sedimentos provenientes del río Bermejo, lo que ha generado serias dificultades para el tránsito de embarcaciones. Según el ingeniero BenjamínMartínez, Jefe de Dragado de la Administración Nacional de Navegación y Puertos (ANNP) del Paraguay, este fenómeno se debe al aumento del caudal del Bermejo, que arrastra una gran cantidad de arena fina y la deposita en los canales de navegación.

El río Bermejo, que nace en las sierras de Bolivia, tiene un caudal promedio de 900 m³ por hora, mayor que el del río Paraguay. Sin embargo, en épocas de verano, producto del deshielo en su cuenca alta, su caudal aumenta exponencialmente, alcanzando hasta diez veces el volumen del río Paraguay.

Este río, con una extensión de 1.500 kilómetros, arrastra una gran cantidad de sedimentos en su recorrido, los cuales desembocan con fuerza en el Paraguay a unos 60 km de la confluencia con el Paraná. Lo particular de esta desembocadura es que se produce en una curva de 90 grados, lo que provoca que el sedimento se acumule rápidamente en los canales de navegación.

Si bien la obstrucción del Paso Bermejo es un fenómeno que ocurre periódicamente, en los últimos años se ha presentado en diferentes momentos. En 2022, por ejemplo, se registró a principios de enero.

Este año, la crisis se ve agravada por la pronunciada bajante del río Paraguay, que se encuentra muy por debajo de su altura normal, dificultando aún más la dispersión natural de los sedimentos y reduciendo los márgenes de maniobra para la navegación.

La situación en el Paso Bermejo evidencia la urgencia de medidas sostenibles y coordinadas para el mantenimiento de los canales de navegación, garantizando la fluidez del comercio fluvial en la región.

Para entender el fenómeno

"Durante los últimos años hemos sido testigos de la presencia de los famosos fenómenos El Niño y La Niña. El primero da abundancia de lluvia mientras que el segundo justo lo contrario, por lo menos en el Cono Sur porque en Panamá tiene el efecto contrario", dijo a Transport & CargoPieter Jan De Nul, Master of Sciences in Marine and Lacustrine Science de la Universidad de Ghent en Bélgica.

"El efecto fue descubierto siglos atrás por pescadores peruanos. Ellos constataron que en algunos años el agua se enfriaba y la pesca era extraordinaria, pero en otros, aumentaba su temperatura y las recolecciones resultaban pésimas. Y como efecto más fuerte ocurrió alrededor de navidad, por eso lo llamaron El Niño", ilustró el experto.

No sabían aún que este enfriamiento (Niña) o calentamiento (Niño) era causado por un cambio en la dirección del viento. El viento hacía el Este trae agua caliente del Ecuador mientras que del Oeste trae agua fría de abajo.

"El agua caliente va acompañada de aire caliente y húmedo que causa lluvia en la cordillera y trae una cantidad considerable de sedimentos hacia el río Paraná a través del Bermejo. Cuando se produce el efecto Niño el viento sopla hacia el Oeste, el aire es frío y no trae lluvia y su consecuencia es l sequía. Lo que notamos en este año es una sucesión muy rápida de un Niño en inicio 2024 hacia una Niña en inicio 2025", apuntó Pieter Jan De Nul al tiempo que recordó las trágicas inundaciones en el sur de Brasil.

En sintonía con esto, el experto destacó que el río Bermejo vino cargado de sedimentos en 2024 por causa de El Niño, por eso el sedimento cayó en la desembocadura del río Paraná. Pero el Paraná no pudo llevarse el sedimento río abajo con tiempo porque la vuelta hacia una Niña le quitó la lluvia necesaria para que ello sucediera.

Otro tema para destacar es que cuando llueve en Argentina se complica el canal de Panamá y esto se debe a que en el país centroamericano el efecto del fenómeno es contrario.

"En un año Niño falta lluvia para llenar los lagos del canal y eso complica la logística mundial" aseveró De Nul.

A futuro

Luego de aclarar que "para mirar al futuro hay que entender el pasado", el especialista afirmó que "el problema en este caso es apenas desde inicios de los 80 se miden las temperaturas oceánicas con satélites. Las predicciones y modelos meteorológicos se empezaron a realizar inicio de los 2000. En ese lapso hubo en total 11 Niños y 11 Niñas".

A juicio de De Nul, 40 años de mediciones es insuficiente para poder hacer una previsión a largo plazo. No en vano cuando se discute sobre el cambio climático se piensa de aquí a 75 años (2100).

"Si tenemos solo 25 años de modelación para correlar con la realidad es muy poco para estudiar a futuro. Mínimo se necesita 30 años de correlación entre modelos y observaciones.

"Nos faltan unos años para poder anticipar con mejor certeza los ciclos. Eso daría más previsibilidad tanto en tema catastróficas naturales como en situaciones como la bajante en el rio Paraná e inundaciones en Brasil. Los estudios geológicos dicen que el efecto Niño tiene por lo menos 250 millones de años y eso se supone basado en modelación paleo climatológica. Uno pensaría que podría ayudar a modelar los próximos años. El problema es que la modificación tiene una estimación de 10 millones de años. Algo como un año en el pensamiento geológico. Pero poco útil para la estimación en tiempo real. Nos toca esperar a que la modelación se mejore con súper computadoras para poder estimar el futuro. El tiempo dirá", concluyó Pieter Jan De Nul.