La violencia por parte de hombres sirios refugiados en Uruguay hacia sus familias le generó un problema inesperado al gobierno de José Mujica. Tanto que se resolvió que los próximos refugiados que lleguen al país sean mujeres con sus niños, pero sin hombres, como forma de evitar nuevos hechos similares, informaron a El Observador fuentes oficiales.

En conocimiento de las situaciones violentas y ante el inminente cambio de gobierno, se postergó la llegada del siguiente grupo de sirios (unos 80 en total) que originalmente estaba previsto que arribara este mes y que se sumarían a los 42 que están en Uruguay desde el pasado 9 de octubre, según informó Búsqueda la semana pasada.

En ese mismo sentido, las fuentes señalaron que por los problemas de adaptación de las familias que ya están en Uruguay que durante las primeras semanas se alojaron en un hogar de los Hermanos Maristas y ahora están divididas entre Montevideo, Juan Lacaze y Piriápolis la idea es que los próximos grupos sean de menor cantidad, para que el proceso sea más sencillo.

El propio presidente José Mujica manifestó ayer que “su sueño” es que lleguen al país “gurises y madres”, cuando fue consultado sobre la situación de violencia doméstica entre los refugiados.

El presidente agregó que el gobierno no tiene “denuncias concretas ni nada por el estilo”, pero “lo que existe es una información global de formas culturales que tienen en otras partes del mundo entre ellas en Siria en las relaciones del hombre con la mujer”. Si bien no existen denuncias policiales, distintos actores del gobierno aseguraron estar al tanto de la situación.

“Sencillamente en Uruguay no estamos dispuestos a quedarnos de brazos cruzados si los hombres le pegan a las mujeres”, agregó.

Inicialmente, el gobierno quería refugiar a niños sirios que se encontraban en un campo de refugiados en Jordania para colaborar con la dura situación humanitaria que viven desde 2011, cuando en su país estalló una cruenta guerra civil.

Sin embargo, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), si bien apoyó la iniciativa de Mujica, aclaró en ese momento que “la política” del organismo es “reasentar a familias y no niños solos”. Los casos de niños solos son una “excepción”, indicó en mayo del año pasado la oficial regional senior de Acnur, Michelle Alfaro.

El Observador informó ayer que uno de los hermanos maristas que recibió a las primeras familias sirias fue testigo de un episodio de violencia. La Congregación de los Hermanos Maristas emitió ayer un comunicado en el que señaló que “no es verdad” que un integrante de ese colectivo “haya presenciado actos de violencia doméstica entre las familias sirias”.

En tanto, la senadora Lucía Topolansky reconoció en El Observador TV que también estaba al tanto de algunas situaciones complejas entre las familias sirias.

“Yo sabía que había algunos problemas; las familias tienen un potencial masculino muy fuerte y la mujer se siente muy desamparada”, dijo.

“Una señora que está viuda ha tenido algunos bajones. Están educados en la necesidad de la presencia masculina y nosotros tenemos una cultura que nos parece extraño”, expresó la senadora y candidata a la Intendencia de Montevideo en representación del MPP.

El diputado nacionalista Pablo Abdala aseguró, en base a información que recibió de parte de integrantes del equipo estatal que trabaja con las familias sirias, que “la violencia familiar ha ido más allá de las mujeres y también ha abarcado a los niños”.

El legislador dijo a El Observador que al comienzo de la próxima legislatura convocará a las autoridades para que expliquen la situación.

“Parecería que nadie quiere hacerse cargo”, sostuvo Abdala. El diputado agregó que de confirmarse que jerarcas del gobierno estaban al tanto de los hechos y no tomaron cartas en el asunto se podría configurar, incluso, un delito penal. “Del presidente de la República para abajo podría existir una omisión”, dijo.