Hay galletitas y dulces que marcan la infancia y luego dejan de comercializarse sin que se le encuentre explicación alguna, ya que formaban parte de la memoria. Sin embargo, hay etiquetas clásicas como Tita, Rhodesia y Manón que aún hoy pueden encontrarse en las góndolas y los kioscos. Todas fueron creadas por Terrabusi, una compañía cuya idea llegó desde Europa y se desarrolló en la Argentina.

La piedra fundacional de la empresa se dio en 1911 sobre la calle que hoy se conoce como Mario Bravo, en el barrio porteño de Almagro. Ahí, los hermanos Ambrosio, Felipe y Julio Terrabusi instalaron una modesta fábrica con 25 empleados en la que elaboraban 5000 kilos de galletas y bizcochos todos los meses de manera artesanal.

Pronto, la lata de productos con el apellido de los hermanos se volvió moneda corriente y fue ganando popularidad. Eso los llevó a mudarse en 1919 a Constitución a un terreno de 25.000 metros cuadrados - en 2004 el inmueble fue adquirido por la Universidad de Buenos Aires.

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