

La recuperación de la actividad económica, junto con el crecimiento en el nivel general de precios y la suba de alícuotas y montos fijos llevada a cabo por gran parte de las administraciones provinciales durante 2010, repercutió favorablemente en sus finanzas, incrementándose los niveles propios recaudados alrededor de un 30%.
Esta performance surge de analizar la situación de Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires, Catamarca, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Mendoza, Neuquén, Río Negro, San Juan, San Luis, Santa Fe, Tierra del Fuego y Tucumán, que en conjunto representaron el 92% del total recaudado por las provincias en el año 2009.
Entre los aspectos destacados que surgen del análisis está la continua expansión de participación de los impuestos que gravan las transacciones económicas como el impuesto a los ingresos brutos y Sellos. En efecto, el tributo que más crecimiento aportó en valor absoluto fue Ingresos Brutos que, presentando un incremento de 30,9% respecto de 2009, generó el 75% del incremento total de la recaudación propia.
El impuesto a los ingresos brutos llegó a representar el 73,3% de la recaudación propia de las provincias en 2010. En comparación con lo observado en el año 2003, la participación de este impuesto se incrementó en 12 puntos porcentuales, en detrimento principalmente de los impuestos patrimoniales como el impuesto inmobiliario. Esta evolución guarda relación, sobre todo en los últimos años, con los mayores niveles de actividad real, con el aumento en el nivel general de precios y con la modificación en mínimos y alícuotas que realizaron varias jurisdicciones.
Si se suma a Ingresos brutos el impuesto a los sellos, puede observarse que algo más del 80% del financiamiento propio provincial está relacionado directamente con el ciclo económico. En consecuencia, la estructura tributaria de las provincias se hace cada vez más procíclica, con el riesgo que ello implica de cara a una eventual reversión de la fase del ciclo expansivo en algún momento (no por ahora).
También se puede apreciar cierta heterogeneidad entre las variaciones de la recaudación propia de las diferentes provincias y la del total recaudado a nivel nacional. Mientras que el total de recursos tributarios nacionales de 2010 fue un 34,4% superior al de 2009, los fondos tributarios transferidos automáticamente a las provincias (coparticipación y leyes especiales más Fondo Federal Solidario) tuvieron un crecimiento interanual del 38,4%, influenciado fuertemente por el aumento del 153,6% del FFS. De este modo, sólo un tercio de las provincias analizadas presentó una mejor performance en los recursos tributarios propios en comparación con la evolución de los fondos provenientes del nivel superior de gobierno. En el otro extremo, las cinco provincias con menor crecimiento relativo de sus recursos propios estuvieron a 10 puntos porcentuales o más de diferencia con respecto al crecimiento de los fondos automáticos recibidos.
De todos modos, esta comparación debe ser efectuada con mucho cuidado, dado que en las provincias hubo cambios en cuestiones de política tributaria que obviamente han influenciado en los recursos colectados. Más que una comparación de quién más recaudó, debe ser tomado como una de quién más aumentó su financiamiento propio. Desde la visión económica, el punto de vista pasa por los costos asociados a tener determinado crecimiento de recaudación en cada jurisdicción. En efecto, no es lo mismo la performance recaudadora de una jurisdicción que no subió impuestos a otra que sí lo hizo.
La pata del análisis que falta es la del gasto público, siendo vital que tan importante aumento de recursos se vea reflejado en una baja del déficit fiscal lo más importante posible. Esa es la gran oportunidad que tuvieron las provincias en 2010.










