Conflicto en Medio Oriente, ¿oportunidad energética?

Nos aproximamos a conmemorar 40 años de la guerra del Yom Kippur entre Israel, Egipto y Siria. Fue entonces cuando, en 1973, la Organización de Países rabes Exportadores de Petróleo decidió no exportar más petróleo a los países que habían apoyado a Israel. Los efectos del embargo fueron inmediatos. El precio del petróleo mundial se cuadruplicó y sus efectos se sintieron también en Argentina. Arturo Sábato, artífice de la política petrolera de Frondizi, decía: La mayor evasión de divisas se debe no sólo a la mayor cantidad importada (de petróleo), sino también al aumento de los costos de importación, que pasó de 20 dólares/m3 en 1972 a oscilar entre 73 y 118 en la actualidad. (Petróleo: Liberación o Dependencia, 1974). Argentina era gobernaba por el presidente Perón y, a imitación de los EE.UU., se establecieron medidas de austeridad energética. Entre ellas hubo un límite máximo a la velocidad de los vehículos (90 km/h), para disminuir la cantidad de combustible consumido. Además, se impuso un cambio en el huso horario, con el objeto de aprovechar la mayor cantidad de horas de luz solar y consumir menor energía eléctrica.
Hoy la inestabilidad política en Egipto y Siria vuelve a colocar al Medio Oriente en el centro de la atención mundial. El precio del petróleo en el Mar del Norte y en Texas viene subiendo desde hace meses y se prevén nuevos aumentos. En este contexto de crisis internacional Argentina puede beneficiarse, o volver a sufrir las consecuencias.
Según Ricardo Falabella, el déficit energético es el gran agujero por donde se van las divisas argentinas. Calcula que la necesidad de importar 77 millones de barriles de petróleo a un precio de u$s 100 el barril significa u$s 7.700 millones al año. La necesidad de crudo y gas sumados representan aproximadamente un déficit de u$s 15.500 millones anuales (El Cronista, 24/7/13). El mismo Miguel Galuccio, CEO de la estatizada petrolera YPF, reconoce la gravedad de la crisis: El déficit energético es serio y si no hacemos algo va a empeorar, dijo en una conferencia.
¿Podría la crisis de Medio Oriente alentar las inversiones energéticas en Argentina?
Los hallazgos de reservas de petróleo y gas no convencional en la Patagonia colocan a nuestro país en una situación mucho más ventajosa que hace 40 años. Las mayores reservas mundiales se encuentran en China, EE.UU., Argentina, México y Sudáfrica. Adriano Pires, director del Centro Brasileño de Infraestructura, sostiene que la distribución de estas fuentes de energía alimentan las esperanzas de los importadores de energía de reducir su dependencia de exportadores problemáticos e inestables. Sin embargo, las reservas patagónicas son una solución a largo plazo que requiere de cuantiosas inversiones directas, y los grandes centros de financiamiento siguen siendo los mismos. A esto se suma la dificultad que representa la falta de acuerdo del Estado argentino con la empresa Repsol ante la expropiación del 51% de sus acciones. La situación es tal que la alianza de YPF con Chevron, para extraer petróleo en el yacimiento neuquino de Vaca Muerta, está siendo cuestionada judicialmente por Repsol. No obstante, la petrolera mexicana Pemex, una de las mayores compañías latinoamericanas, estaría dispuesta a establecer una alianza directa con YPF, según expresó Fluvio Ruíz Alarcón, miembro de la junta directiva de Pemex.
Desde el punto de vista ambiental hay muchos cuestionamientos al procedimiento de fractura hidráulica (Fraking), utilizado por Chevron para extraer petróleo y gas, La Agencia de Protección Ambiental (EPA) de EE. UU., responsabiliza a esa técnica de la contaminación de las aguas en el estado de Wyoming, A su vez, la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo concluyó que la fractura hidráulica produce emisión de contaminantes a la atmósfera y contaminación de las aguas subterráneas. Pero el cuidado del medio natural, que nos sostiene económicamente, no debería ser un obstáculo para avanzar en la extracción responsable de esos yacimientos energéticos.
La oportunidad existe, sólo faltan decisiones y políticas de Estado para hacer converger aspectos en apariencia contradictorios.
Los 40 años de la primera crisis energética global debería hacernos reflexionar a los mayores, y servir de advertencia a las nuevas generaciones. La solución de los conflictos por la guerra y la miopía económica del corto plazo no pagan.
Noticias de tu interés