El trabajo atraviesa un momento bisagra. Es que los modelos tradicionales se están desarmando mientras aparecen nuevas tendencias. En ese proceso, el cuerpo se volvió el principal indicador de alerta. Los equipos llegan cansados, con poca energía y menor capacidad de foco, en un contexto en el que la adaptación permanente exige más de lo que se puede sostener.
“El cuerpo es lo primero que habla”, explicó Maga Camm, facilitadora de Bienestar Integral. Señaló que las señales de alerta aparecen en la falta de coordinación, el bajo rendimiento y la pérdida de disfrute por las tareas diarias. “La mente puede seguir rindiendo en piloto automático, pero cuando el cuerpo no da más empiezan las fallas”, sostuvo. Según describió, este patrón se repite en empresas de todas las industrias y tiene un punto en común: el agotamiento físico como primera manifestación del estrés.
Para Camm, el momento actual es un “período de transición, donde no hay recetas claras. La llegada de la inteligencia artificial y los nuevos modelos laborales están modificando la forma de trabajar y generando una sensación generalizada de desorientación. La gente está un poco perdida y tratando de reinventarse”, afirmó.
La psicóloga del trabajo Analía Tarasiewicz, directora de Trabaja Mejor, diferenció el bienestar laboral de la salud mental. “El bienestar tiene que ver con las condiciones básicas para trabajar y un liderazgo equilibrado”, explicó.