La biotecnología argentina enfrenta un desafío recurrente: transformar descubrimientos científicos en productos comercializables mientras lucha contra la dificultad de conseguir financiamiento local. Startups que combinan inteligencia artificial y ciencia aplicada buscan ampliar mercados y generar impacto, pero el acceso al capital es un obstáculo que ralentiza incluso los proyectos más prometedores.

Sofía García Franco, CEO y fundadora de MIGMA, explicó: "Usamos algoritmos químicos complejos con IA propios para desarrollar mezclas de antioxidantes, es decir, súper antioxidantes, de manera personalizada, sostenible, económicamente viable y eficiente".

La compañía se centra en extender la vida útil de productos cotidianos, un problema invisible que genera grandes volúmenes de residuos. "Nuestra propuesta de valor se basa en acelerar el camino de la ciencia de mercado, optimizando costos y mejorando la estabilidad de los alimentos. Ayudamos a empresas químicas y de ingredientes a salir al mercado internacional con productos limpios y menos aditivos", agregó García Franco.

Por su parte, Marina Simian, CEO de Oncoliq, describió otro desafío del sector: "Estamos desarrollando un análisis de sangre para la detección temprana de cáncer. El desafío más grande que hoy hay en Argentina es el acceso al capital. En Biotech, levantar capital en este momento es difícil".