

En la carrera armamentística, China tomó la delantera en un área crítica que preocupa seriamente a las potencias occidentales.
El gigante asiático desarrolló un arsenal de misiles hipersónicos con capacidad para cambiar el equilibrio de poder en cualquier conflicto regional.
Según informes recientes del Departamento de Defensa de Estados Unidos, Pekín contiene en sus manos "el arsenal de misiles hipersónicos más avanzado del mundo", una tecnología que podría neutralizar incluso a los portaaviones más modernos.
Este desarrollo tecnológico representa una amenaza sin precedentes para la supremacía naval de Estados Unidos y desencadenó una carrera contrarreloj para desarrollar sistemas defensivos capaces de contrarrestar esta innovadora tecnología militar.

DF-17: el misil que cambia las reglas del juego
El misil hipersónico DF-17 ejemplifica la ventaja tecnológica que China consiguió. Con capacidad para alcanzar velocidades asombrosas de Mach 10 (diez veces la velocidad del sonido), el arma militar puede lanzar ataques desde distancias superiores a 2,400 kilómetros.
A diferencia de los misiles convencionales, el DF-17 no sigue una trayectoria parabólica predecible, sino que mantiene una alta maniobrabilidad durante su reentrada a la atmósfera, permitiéndole cambiar de dirección en pleno vuelo.
Esta capacidad de maniobra hace que el misil sea prácticamente imposible de interceptar con los sistemas de defensa actuales.
Los expertos militares consideran que esta tecnología representaría una ventaja decisiva en cualquier conflicto regional, particularmente en escenarios como una posible invasión de Taiwán.
El secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, advirtió en una entrevista reciente que los misiles hipersónicos chinos "pueden eliminar nuestros 10 portaaviones en los primeros 20 minutos de un conflicto", subrayando la gravedad de esta amenaza para las flotas occidentales.

La carrera tecnológica por la defensa láser
Frente a la amenaza hipersónica de China, las potencias occidentales están acelerando el desarrollo de tecnologías defensivas basadas en armas láser de alta potencia. El atractivo de estas armas defensivas radica en su capacidad para disparar a la velocidad de la luz, neutralizando teóricamente la ventaja de velocidad de los misiles hipersónicos.
Los sistemas láser navales representan una solución potencialmente económica y efectiva. Mientras que un misil defensivo convencional puede costar entre 1 y 10 millones de dólares por lanzamiento, un disparo de láser de alta potencia costaría entre 1 y 10 dólares.
Sin embargo, el desarrollo de estas armas láser enfrenta importantes desafíos técnicos. Los expertos consideran que se necesitaría un láser de por lo menos 1 megavatio de potencia para destruir un misil hipersónico, una capacidad que aún está lejos de lograrse.
El nuevo escenario geopolítico ante la superioridad militar de China
El desarrollo de estos sistemas de armamento avanzado por parte de China está reconfigurando el panorama geopolítico en Asia-Pacífico.
Los analistas militares coinciden en que Pekín está construyendo específicamente su ejército para contrarrestar las ventajas tradicionales de las potencias occidentales, particularmente la supremacía naval representada por los grupos de portaaviones.
De hecho, el Pentágono identificó el año 2027 como fecha crítica en la que China podría tener la capacidad militar necesaria para intentar una invasión anfibia de Taiwán.
En ese escenario, la superioridad en tecnología hipersónica otorgaría a China una ventaja decisiva, potencialmente neutralizando la capacidad de intervención de flotas extranjeras antes de que pudieran desplegarse efectivamente en la región.















