

Poco a poco, el paradigma energético va cambiando dejando atrás la explotación de recursos no renovables y contaminantes para dar paso a las energías limpias. La ubicación de privilegio de México permite que hoy nuestro país apueste por la energía marina: un recurso renovable que aprovecha las corrientes oceánicas: una suerte de reliquia energética.
El gran foco de este recurso se ubica en el canal de Cozumel, ubicado entre la isla homónima y la península de Yucatán. El punto ha sido identificado como una de las 16 regiones con mayor potencial energético en el mundo, con lo cual nuestro país cuenta con la posibilidad de convertirse en un actor de peso en la transición energética global.
Proyecto Cozumel en México: Energía marina transformadora

México ha sido señalado por la ONU con el potencial para convertirse en la vanguardia de América Latina en lo que a energías limpias respecta. Con esa responsabilidad y conciencia actualmente se trabaja en el proyecto de energía mareomotriz en Cozumel que tiene fecha de inicio prevista para agosto o septiembre de este año.
En conjunto con el Instituto Nacional de Investigaciones en Electricidad y Energías Limpias, el proyecto implica un avance significativa hacia el cambio de la matriz energética hacia una más sostenible.
La energía marina aprovecha las corrientes del mar pero en este caso, se utilizará un enfoque desde la profundidad del mar. Las corrientes submarinas funcionan como una suerte de versión acuática del viento: precisamente son estas corrientes las que se aprovecharán dado su potencial de generar electricidad de forma constante.
Para ello se instalarán cuatro turbinas aerogeneradoras a una profundidad de 82 metros, aprovechando la constancia y fuerza de las corrientes marinas de Cozumel. La profundidad elegida busca minimizar el impacto en la fauna marina siendo respetuosos con el entorno y obviamente, sin emisiones contaminantes.
Desafíos y potencial de la energía marina

Si bien su potencial es invaluable, la energía marina implica desafíos importantes. El mayor de ellos es evitar alterar el ecosistema marino algo que podría ocasionar no solo un impacto directo sobre la fauna sino al mismo tiempo, alteraciones en el clima local.
El proyecto de Cozumel entonces, implica una gran oportunidad, pero al mismo tiempo, una gran responsabilidad para con el medioambiente también. Es necesario indicar, además, que la energía marina no busca reemplazar otras fuentes de producción de energía verde, sino por el contrario, complementarlas.
Otro de los desafíos tiene que ver con el costo económico de la inversión. El costo inicial de infraestructura -en particular si se lo compara con otro tipo de energía renovable como la eólica o la solar- es aún elevado. De todos modos, se espera que a medida que la tecnología avance y aumente su adopción se reduzcan los costos.













