

Un reciente descubrimiento en la Ciudad de México ha reavivado el interés por uno de los sitios arqueológicos más sobrecogedores del pasado mexica. Detrás de la Catedral Metropolitana, justo donde se erguía el imponente Templo Mayor, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) encontraron una nueva sección del Huey Tzompantli, también conocido como la "Torre azteca de cráneos humanos".
Arqueología en el Centro Histórico revela nuevos cráneos humanos
El Programa de Arqueología Urbana del INAH confirmó el hallazgo de 119 cráneos humanos empotrados en la fachada del Huey Tzompantli, una estructura ritual emblemática de Tenochtitlán.
Esta torre fue construida entre los años 1486 y 1502, durante el gobierno de Ahuízotl, y tenía como propósito central rendir tributo al dios solar Huitzilopochtli mediante ofrendas humanas. Con este descubrimiento, el número total de cráneos localizados asciende a 655.

Según explicó el arqueólogo Raúl Barrera Rodríguez, encargado del programa, los restos pertenecen tanto a hombres como mujeres y niños, lo cual desmonta la antigua idea de que los sacrificios humanos se realizaban exclusivamente a guerreros enemigos.
"El objetivo del sacrificio era ofrendar lo más preciado del ser humano: su vida, como un alimento al dios solar, a fin de que este hiciera posible cada amanecer", detalló el especialista.
La Torre azteca de cráneos humanos y su significado simbólico
Conocido en náhuatl como Huey Tzompantli, que se traduce como "gran hilera de cráneos", este monumento fue descrito por los cronistas españoles tras la conquista como una torre aterradora y monumental.

Durante años, muchos pensaron que se trataba de una exageración colonial. No obstante, los descubrimientos recientes han confirmado su existencia y magnitud, otorgándole una dimensión simbólica y material que sustenta la cosmovisión mexica sobre la muerte y el renacer.
Barrera Rodríguez también explicó que la arquitectura del lugar está alineada con el eje ritual del Templo Mayor. Este conecta, mediante un piso de piedra con serpientes talladas, al Huey Tzompantli, recreando el trayecto mítico de Coyolxauhqui, una de las deidades centrales del panteón mexica.













