Fuente: Grok
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Elon Musk, el hombre más rico del mundo, generó una gran preocupación en todo el mundo después de realizar una contundente declaración sobre cuál podría ser el causante de la Tercera Guerra Mundial.
Lejos de cuestiones o disputas por territorios o recursos naturales, el CEO de empresas como Tesla y SpaceX sostuvo que elconflicto a gran escala podría desatarse por la carrera desmedida en el desarrollo de la inteligencia artificial (IA).
Elon Musk asegura que la IA desatará la próxima guerra mundial
Desde hace ya un tiempo, Musk manifiesta una notable preocupación respecto a este revolucionario fenómeno, y los posibles riesgos de que en el futuroesta superinteligencia supere el control humano.
Sin embargo, sus comentarios han escalado hacia una cuestión mucho más grave recientemente, intensificado el debate global sobre la necesidad de regular y supervisar el avance de esta tecnología.
De esta manera, el magnatemanifestó que la carrera entre países por la supremacía en inteligencia artificial podría resultar más peligrosa que las armas nucleares.
Según el magnate, "la competencia por la superioridad en IA probablemente cause la Tercera Guerra Mundial", señalando que los países que lideren esta herramienta correrán con una importante ventaja estratégica por sobre el resto.
El pedido mundial del empresario ante el inminente peligro
Bajo este contexto, el millonario ha hecho un llamado a la comunidad internacional para establecer ciertas regulaciones sobre el desarrollo y uso de la inteligencia artificial.
De esta manera advirtió que, sin una supervisión adecuada, la IA podría convertirse en una amenaza existencial para la humanidad, dado a que, en un futuro, podría tomar decisiones autónomas sin intervención del hombre.
Esto trae consigo la posibilidad de iniciar conflictos internacionales si considera que es la mejor estrategia para alcanzar determinados objetivos.
Diversos organismos internacionales y especialistas en tecnología han iniciado discusiones sobre la importancia de establecer marcos legales que aseguren un desarrollo ético y seguro de la inteligencia artificial.
Sin embargo, la velocidad con la que evoluciona este fenómeno, sumada a la competencia global, dificulta esta tarea y hace aún más urgente su implementación.